Claudia Vargas, esposa de Roberto Samcam, dijo este jueves que el militar retirado “tenía una voz poderosa y una denuncia directa a la dictadura (de Nicaragua)”.
Vargas descartó que su esposo anduviera en “algún mal paso”. Afirmó que su tema eran las violaciones a los derechos humanos en Nicaragua y la denuncia constante al régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
La también activista nicaragüense pidió justicia por el asesinato de su esposo, y expresó confianza en el trabajo de investigación del Organismo de Investigación Judicial (OIJ). “Roberto sabía eso, porque leía investigaciones de ellos”, sostuvo Vargas, conmocionada, afuera del condominio donde ocurrió el asesinato.
La esposa de Samcam dijo que ella y su familia tomarán medidas de seguridad después de este hecho, e invitó a la diáspora en Costa Rica a resguardarse.
Finalmente, Vargas dijo que recordaba al militar retirado “coherente y fuerte”, mientras salía de su vivienda en un vehículo, acompañada de otros allegados.


El militar retirado nicaragüense. Roberto Samcam, férreo opositor del régimen de Daniel Ortega, fue asesinado a las 7:45 a. m. de este jueves en su casa en un condominio en Moravia, San José.
El disidente de 67 años, exiliado en nuestro país desde hace siete años, fue atacado a balazos en el apartamento 6 del condominio Naples, en el costado norte del Mall Lincoln Plaza.
Samcam residía en Moravia, junto a su esposa, desde que se exilió en Costa Rica en 2018. Su salida de Nicaragua se produjo en un contexto de persecución y amenazas de muerte por parte de simpatizantes del gobierno de Ortega y Rosario Murillo.
Según La Prensa de Nicaragua, Samcam ofrecía entrevistas a los medios de comunicación con regularidad, donde analizaba la situación del país, el papel del ejército; siempre denunciaba al régimen orteguista como una “organización criminal y las actividades de espionaje e intimidación contra los opositores en el exilio”.
En el 2018, durante una entrevista con La Nación, el militar retirado sostenía que había infiltrados nicaragüenses exacerbando los ánimos en actos sociales y políticos en Costa Rica. En esa época, la administración de Carlos Alvarado planteaba constantemente, en foros internacionales, que la dictadura nicaragüense era un problema para la región.
Samcam aseveró: “Tratan de profundizar los conflictos internos costarricenses, para que la tensión del Gobierno tico no esté dirigida hacia Nicaragua, sino hacia los problemas actuales del país, por ejemplo, los económicos, los sociales, el ingreso de una gran cantidad de ciudadanos nicaragüenses que venimos huyendo de la represión orteguista”.
