
La mañana del sábado, familiares de Randall Gamboa Esquivel, el costarricense que llegó en estado vegetativo tras ser deportado de Estado Unidos, confirmaron su deceso.
Permanecía hospitalizado y grave desde que llegó Costa Rica el 3 de setiembre en un vuelo ambulancia financiado por el Servicio de Inmigración de Estados Unidos, con úlceras expuestas, envuelto en una sábana, sucio y en un total abandono.
Desde entonces, sus familiares piden respuestas y también lo hizo el Ministerio de Relaciones Exteriores costarricense a las autoridades norteamericanas, sin respuesta hasta el momento.
El 7 de octubre, en la Asamblea Legislativa, Arnoldo André Tinoco, canciller de la República, afirmó que él mismo se dedicaba a dar seguimiento al caso, pero hasta el momento, no había obtenido respuesta.
“Esto debe aclararse”, declaró entonces ante los legisladores.
Tras darse a conocer el fallecimiento de Gamboa, la Cancillería lamentó el deceso y reiteró que solicitó información adicional al Gobierno de los Estados Unidos sobre lo sucedido y el historia médico del costarricense. El gobierno estadounidense se mantiene en silencio.
“La Cancillería continuará realizando todos los esfuerzos necesarios para esclarecer las circunstancias en que se produjo su detención y posterior traslado a Costa Rica”, reza el comunicado.
“De un pronto a otro se pierde”
Antes de emprender su viaje a Estados Unidos, Gamboa laboraba operando maquinaria pesada en la Municipalidad de Pérez Zeledón.
Viajó al país norteamericano para trabajar en su área de especialización, en busca de mejores oportunidades; sin embargo, el generaleño, de 52 años, fue capturado el 27 de diciembre de 2024 por agentes de ICE.
Greidy Mata Esquivel, hermana de Randall, explicó a La Nación que una vez en Estados Unidos, su hermano pidió asilo y en Costa Rica sus familiares estaban tranquilos porque se comunicaban con frecuencia por videollamada.
No obstante; ese contacto fluido se perdió de manera abrupta. “De un pronto a otro se nos pierde, empezamos a consultar y a llamar directamente a la gerencia o administración de la cárcel y nos decían que no, que él no quería hablar”.

La familia contactó al consulado costarricense, que al término de unos días les informó que habían ubicado al hombre.
“Logramos encontrar a Randall. Sin embargo, a pesar de que fue notificado, no quiere ser contactado ni por este consulado, ni por su familia”, respondió la sede diplomática.
La situación extrañó a los familiares. Para ellos no tenía sentido que Randall no quisiera hablar con su madre o sus hermanos.
Fue entonces cuando Greidy y su familia contrataron a una abogada especialista en migración, quien localizó a Gamboa en el Valley Baptist Medical Center, en Texas.
“Lo encontró después de mucho trámite, en una camilla, en condición vegetativa. Él tiene una rabdomiólisis (descomposición del tejido muscular) y una encefalopatía (disfunción cerebral), entre muchos otras enfermedades”, detalló Mata.
Randall arribó a Costa Rica el 3 de setiembre en un vuelo ambulancia financiado por el ICE, desde Texas.
Sus familiares quedaron devastados cuando lo vieron en persona. La última vez que que se comunicaron con él, caminaba, hablaba y estaba completamente sano. Llegó de regreso en una camilla, como un “saquito de huesos”, con 56 úlceras expuestas, sucio, en un severo estado de abandono, sin capacidad ni tan siquiera de comunicarse.
A criterio de la familia, los reportes médicos de Estados Unidos presentaban inconsistencias, uno de ellos relacionado con un presunto problema hepático: ”Lo trataron contra la cirrosis hepática y aquí le hacen exámenes y no tiene cirrosis", explicó su hermana.
Además, Randall estaba lleno de cicatrices de cirugías que, al día de hoy, sus familiares no saben de dónde salieron, ni por qué se las hicieron. Desde entonces, el costarricense permaneció internado en el Hospital Escalante Pradilla, en Pérez Zeledón con un diagnóstico reservado.
No se alimentaba por su cuenta y, para mantenerlo con vida, recibía nutrientes a través de una manguera pegada en el estómago.

“Quiero que me vean a los ojos”
Desde que se enteraron del estado de salud de Randall, su hermana aseguró que enviaron múltiples correos a la Cancillería.
“No quiero que me digan por medio de correos nada, quiero que me vean a los ojos”, sentenció.
La mujer dijo sentirse vacilada por las comunicaciones previas del consulado: “Nos enviaron correos decoradísimos, lindísimos, jugando con nuestra inteligencia, pensando que nosotros no íbamos a entender que lo que querían era calmarnos, tranquilizarnos”.
Los familiares exigieron que la Cancillería presione a Estados Unidos para que dé una explicación sobre el trato que recibió el costarricense mientras estuvo bajo custodia de ese país.
“La Cancillería es la única que tiene la potestad de pedir explicaciones, quiero que me vean a los ojos y me digan ¡sí, vamos a ayudar!”.
Otra gestión que hizo esta familia oriunda de la zona sur, fue en julio ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, pero en ninguno de los dos lugares les habían prestado atención.
Los allegados de Randall están a la espera de que sus gestiones ante la sede diplomática rindan frutos o, de lo contrario, acudirán a instancias internacionales.
“No voy a permitir que esto se quede así”, advierte Mata.
“Queremos justicia para Randall, no es posible que una persona joven, con 52 años, sin récord delictivo, que no es un delincuente, más bien es una persona buena, trabajadora, honesta, le hagan esto”, concluyó la hermana.
Legisladores piden respuestas
“Era una persona que iba en buenas condiciones de salud y le regresaron aquí en estado vegetativo, después de estar varios meses bajo custodia del ICE”, externó Jonathan Acuña, del Frente Amplio (FA) al canciller Arnoldo André Tinoco en la Comisión de Hacendarios de la Asamblea Legislativa a inicios de octubre.
El parlamentario abogó porque el país levante la voz, con “absoluta contundencia”, aún cuando no exista respuesta por parte de las autoridades norteamericanas.
“Costa Rica es un país que merece respeto de todas las naciones, así como respetamos a otras naciones. Creo que Estados Unidos tiene que darnos una respuesta clara, sobre lo que le ocurrió a este ciudadano y la Cancillería tiene que exigirlas con toda contundencia”, declaró.
André indicó que si bien es un “caso extraordinario”, merece toda la atención. Afirmó entonces que están abocados al esclarecimiento de lo sucedido.
