
Las descubrí hace al menos una década en una esquina de la plaza de fútbol de Siquirres. Ahí, en la esquina de una pequeña soda. Desde entonces tenemos una relación de encuentros sabrosones. Son las patinadas: una mezcla entre empanada y patí. Y se han ido apoderando del gusto de toda la zona caribeña. No perdonaba pasar por ahí sin ir a comer una.
El patí es una empanadilla de harina de trigo y grasa, con relleno de carne de pollo o res, condimentada con los sabores típicos afrocaribeñas: tomillo y el infaltable rey del sabor y el olor (escribo esto con la boca llena de agua) de este maravilloso reino: el chile panameño.

El patí se puede cocinar en fritura o al horno y su masa suele ser delgada. Así los he conocido en mis casi 25 años de ser guapileño por adopción y viajero frecuente al resto de la provincia limonense. Sin embargo, las patinadas se parecen más en su forma a una empanada criolla de maíz, carece de los típicos decorados en los bordes que sí tiene el patí. En parte ahí está el truco: se parece, pero no es. Sin embargo, su sabor es bien logrado y es un poco diferente al patí porque la masa es mucho más gruesa.
Como les decía, ya no solo las pueden encontrar en Siquirres. Ahora también las hay en otras partes. En Guápiles, Jiménez y otras comunidades, son muy populares.
Si va al caribe, no pierda la oportunidad de pasar a probarlas. Las de este blog son de la ventanita que está en la esquina del estadio Ébal Rodríguez, en la entrada a Guápiles.
