
Steve Aronson lleva casi cinco décadas en Costa Rica, y conforme pasan los años, parece que le quedan cinco más. El empresario de 78 años, fundador de Café Britt y de Teatro Espressivo, presenta algún proyecto nuevo cada tantos meses, incapaz de quedarse quieto. Diríamos que es por exceso de cafeína, pero primero: siempre ha sido cauto; segundo, lleva una dirección precisa. O varias a la vez.
Por esa historia repleta de ideas, en Revista Dominical quisimos conversar sobre esta diversidad de intereses y preocupaciones. Pero más allá, ¿qué le preocupa del estado actual del país? Y, ¿qué pueden hacer los empresarios al respecto?
¿Cierto o no, que sigue increíblemente activo en mil cosas?
Claro que sí.
¿En qué anda ahora?
Teatro Espressivo, en Momentum Pintares, es una de mis actividades principales. Ya hemos hecho como 130 producciones desde 2002. Soy el presidente de una fundación que trabaja con el Bachillerato Internacional, que se llama Fundación IB Compass.
“Es la organización del IB que abarca Centroamérica y el Caribe, y parte de esto es porque yo era profesor en el Colegio Europeo (que fundó mi señora) durante 16 años. Me di cuenta que los políticos y la gente que tiene influencia económica y periodistas dicen que un gran reto para el país es educación, y terminan mandando sus hijos a colegios privados estudiando el IB. Y 90, 90% de de la educación es pública.
“Entonces la idea de esa fundación era introducir el IB en los colegios públicos y ahora en este momento desde tres colegios en 2008, ahora hay 55 que ofrecen el bachillerato internacional de los cuales 20 son públicos.
“Fuera de eso, estoy activo con una organización que se llama Proparques, que trabaja con los parques nacionales. Entre el finado don Luis Diego Escalante trajimos Cosi al país y hay 10 restaurantes. Y otras cositas... y cinco hijos y quince nietos”.
¿De dónde saca tanta energía? ¿Qué lo motiva?
Mi hijo que está a cargo de Café Britt me dice que yo siempre hago las cosas difíciles. Cuando algo es fácil, entonces voy a buscar otra cosa.
Claro, ir buscando retos, ir buscando cosas novedosas.
Así es.

Bueno, una de esas cosas novedosas más visibles y que más gente disfruta por semana es el trabajo que se hace en el Espressivo, que ha pasado por muchas por muchas etapas. ¿Cómo nació?
Las raíces de Teatro Espressivo vienen del coffee tour de Café Brit que se inauguró en noviembre de 1991. Esto empieza realmente con una inspiración de don Dionisio Echeverría, quien era entonces subdirector del Teatro Nacional, que dijo que si uno quería explicar algo a turistas, mejor no usar guías turísticas porque ellos inventan (ríe).
“(Decía que) era mejor emplear actores, que (a veces) no tienen mucho que hacer durante el día. De ahí nace la idea de hacer una visita teatral de un cafetal, explicando a la gente todo el proceso de café, desde la siembra hasta el tostado y la catación.
“Cuando yo salí de Café Britt, mi primer ‘retiro’ fue dedicarme más al teatro, ya se han hecho 18.000 presentaciones y lo ha visto un millón de personas. De 1991 al 2001 era el atractivo turístico de la Meseta Central. Vino lo del 11 de setiembre, se nos fue el turismo, se cerró el país, cerró el aeropuerto, bueno, todas esas cosas que pasaron... El Marriott tenía como 6% de ocupación.
“Teníamos actores que estaban trabajando en el tour y uno de estos se llamaba César Meléndez. Él estaba terminando su estudio en artes dramáticas y tenía un monólogo que se llamaba El Nica. Decidimos montarlo, producirlo y esto fue el comienzo del Espressivo. De 2002 hasta 2009 estaba en Café Brit en barrio Mercedes (...).
“En 2009, cuando me retiré de Café Britt, empecé buscando un lugar para que Espressivo pudiera volar solo y encontramos Momentum Pinares, que tenía la idea de tener un centro comercial con un teatro como ancla. Y ahí estamos con el ancla”.
¿Y de dónde viene su pasión o su interés por el teatro?
Desde el colegio. En el colegio, alquilaba los discos de obras de teatro e invitaba a mis amigos a escuchar King Lear y Hamlet con cajas de cerveza.
Shakespeare siempre ha sido muy importante... ¿Cuáles obras, en particular, han sido importantes para usted?
Bueno, King Lear definitivamente. Hamlet, As You Like It. Incluso hice un papel en As You Like It... [’Melancholy’ Jaques, que recita el célebre monólogo ‘All the world’s a stage, / And all the men and women merely players’...].
“Cuando yo estaba en colegio era como mi sueño ser actor shakespeariano, pero yo era muy mediocre. Ya cuando uno llega a cierto espacio o cierta etapa en la vida uno puede como seguir sus pasiones”.
Hay algo muy importante en la trayectoria del Espressivo, y es que usted sí concibe el teatro y su equipo también como que es algo para todo el mundo. El teatro no es algo exclusivo, no es algo excluyente, sino que es como una puerta que se abre a la persona que tenga la oportunidad de disfrutarlo. ¿Por qué considera tan importante recalcar esa, no digamos democratización, pero sí apertura que tiene el arte escénico?
Bueno, primero vuelvo a mi trabajo en educación. Mucho de lo que uno aprende tiene que ver con la facultad de la razón. Pero la creatividad, todo lo que es el cerebro derecho, emociones, es una parte integral de la vida. Creo que lo que me atrajo a Costa Rica es su contrato social, es el hecho de que es un país sin ejército.

“Llegué de Colombia cuando empecé mi trayectoria como economista agrícola y vi un país donde la policía tenía un un destornillador en vez de una ametralladora, ¿verdad? Destornillador para sacar las placas de los carros.
“Entonces, dije, “Bueno, ¿qué es lo que hace un contrato social? Es que abarca todo, abarca no solamente los periodistas y los banqueros y los trabajadores y los agricultores: tiene que tener espacio para personas que son creativas. El público somos todos nosotros.
“En Espressivo estamos tratando de encontrar un camino entre lo que es un teatro muy popular y el Estado. ¿Cómo se crea un modelo que abarque los dos, pero siempre es de calidad y da oportunidad a la gente creativa?“.
Y que aporte algo a la discusión pública también.
Eso es lo que yo llamo calidad. Es más que entretenimiento.
Eso lo que ha implicado es la búsqueda de diferentes modelos de financiamiento, de producción, de llevar obras de gira, que es muy costoso. ¿Puede hablarme un poco sobre esa búsqueda constante de cómo hacer viable ese teatro de calidad que usted dice desde lo privado?
Superdifícil. Superdifícil. Y pasamos mucho tiempo estudiando y tratando de eh este ver cómo aplicar distintos modelos acá. Un modelo que funcionó bastante bien, que realmente copié de Broadway, porque yo he sido un ‘inversionista ángel’ en una obra muy exitosa, Buena Vista Social Club. Se buscan ángeles al principio para crear el producto y después hay otros inversionistas que vienen ya cuando el producto es exitoso.
“Hay un grupo de personas que está dispuesta a tomar un riesgo y en esta forma montamos Henrietta. Ese primer grupo participa en la propiedad intelectual. La recompensa por ese riesgo es que tienen parte de los derechos de la obra por 75 años".
Eso también requiere mucha dinámica y esfuerzo en comunicación, de cómo contarle al público que lo que estamos haciendo tiene otro talante. Es teatro privado, puede haber comedia, puede haber lo que sea, hay dramas, pero estamos haciendo algo distinto. ¿Cómo se plantean ese reto?
Bueno, hay dos retos, ¿verdad? Uno es la comunicación. Nuestros públicos son muy variados, pues hay una cantidad de público que son escuelas y colegios, porque justamente parte de nuestra meta es crear nuevos públicos. Tenemos también públicos que son de los barrios del sur. Hemos hecho obras para cárceles. También hacemos obras en el Teatro Nacional. Traemos Shakespeare todos los años, un grupo inglés. Son actividades muy variadas.
“El desafío que tenemos... son las presas. La verdad es que usted hace algo muy llamativo, que atrae al público, y estamos en Momentum Pinares... y se nos acaba el público. Tengo que apartar una hora para llegar y los del oeste dicen, ‘Necesito necesito un pasaporte para ir allá’. La gente de San Ramón ni hablar, los de Pérez Zeledón tampoco, los de Heredia...
“Uno de los los desafíos más grandes que estamos enfrentando es esto, cómo es que uno produce una obra de teatro que realmente atrae, pero cómo comunicarlo con un público mucho más grande. Durante pandemia uno hablaba de que había que hacerlo en pantallas, pero hay algo mágico en el teatro que es la comunicación entre los artistas y el público.
“hay una cosa muy interesante. Yo estaba haciendo cosas con teatro desde el 91. Y en ese entonces, hasta cierto punto, había una falta tanto de teatro como de artistas. Los artistas venían de Chile, de Argentina, y ahora es al contrario. Hay un exceso, hay una cantidad impresionante de talento que se está produciendo y hay todo tipo de actividades que están atrayendo al talento costarricense.
“El reto es cómo es que creamos lugares, venues, para que más gente pueda ver teatro”.
Y usted personalmente, eh don Steve, cuando ve, yo no sé si usted ha podido ir a algunas de las giras, pero cuando ve que logran montar una obra del expresivo en un colegio, en una zona estamos, relativamente alejada. ¿Cómo se siente?
Bueno, yo casi voy a casi todos las giras. Montamos Hamlet en un colegio en Nicoya, por ejemplo, donde los muchachos estaban sentados en el gimnasio, en el piso, era en inglés y se llenó, había 500 personas ahí. Siento que hay mucho deseo en todo el país de poder acceder al teatro.
“Más bien, cuando vamos de gira hay, en general, públicos más agradecidos que los que vienen al teatro. El sábado voy a la Casona de Santa Rosa para ver si podemos montar una obra de Shakespeare allí”.
¿Y nos va a decir cuál es?
Sí, Mucho ruido y pocas nueces, que es una comedia muy accesible.

Uno dice Shakespeare y muchas veces se puede asustar, pero Mucho ruido y pocas nueces, cualquiera la entiende, cualquiera se ríe...
También hay un interesante mensaje sobre qué pasó con gente después de haber peleado en la guerra, porque uno tiene PTSD y otro que se se siente como supermacho.
En un contexto como el actual en Costa Rica que se está preguntando tantas cosas sobre su economía, donde la misma economía de producción agrícola está muy sobre la palestra política en este momento. momento. Quisiera conocer su valoración del estado de salud de la producción de café de Costa Rica en este momento hasta donde conozca, por supuesto.
Primero tenemos que recordar que existe el cambio climático, y al existir el cambio climático, esto ha afectado la producción en general sin tener la otra gran parte que es el valor de la tierra.
“Donde estamos en el Espressivo, estamos en lo que era el abastecedor La Laguna y y frente a nosotros, si uno cruza la calle, esto era el Cafetal de la Laguna. Si uno va a Tres Ríos, casi el único beneficio que está operando ahora es Bellavista. Basta caminar por Rohrmoser para darse cuenta que está en un lugar que se vende el terreno por metro cuadrado, ya no sirve para café.
“Es producto del desarrollo económico de Costa Rica; ya sabemos que desde el 90 hasta ahora, el PIB per capita en Costa Rica se ha multiplicado por 6. La idea de café como una economía que produce un producto agrícola tropical para ponerlo en un vagón de ferrocarril y mandarlo al otro lado del mundo para que ellos lo elaboren, eso no es nuestra economía ahora.
“Lo que sí se ve, creo, es un cambio de actitud de la segunda o la tercera generación de los cafetaleros. (Un hijo) puede decir ‘Bueno, voy a vender la tierra de mis papás, voy a hacer algún otro negocio, voy a meterme en real estate o lo que sea’.
“Pero hay otro grupo que está diciendo, ‘Voy a producir menos café, pero lo voy a diferenciar’. Estuve el otro día visitando a un productor en Los Santos que está vendiendo su café a China, tostado. Y hay muchos muchos nichos así y como no digo que Costa Rica está convirtiéndose en Hawái, Pero está convirtiéndose en un productor de de especialidades, y esas son producto de otro tipo de agricultor.
“El consumo de café ha subido bastante en el país y terminamos importando cafés de segunda y tercera calidad y eso es en general lo que está en el mercado de consumo”.
Como empresario que está en tantas ramas, ¿qué lo inquieta del estado actual de la economía de Costa Rica?
El tipo de cambio.
¿Por qué?
Es un incentivo enorme a importar, y eso está creando tremenda presión a lo que es la producción nacional, sea agrícola, artesanal, industria, lo que sea. con un tipo de cambio de esto, pues nuestra competitividad internacional está muy difícil.
“Eso crea una brecha muy grande entre comercio e importación, o gente que está en el mundo internacional como las zonas francas, y gente que toda la vida ha vivido de la economía nacional”.
Ya mencionó las presas que es un asunto que parece escapar a todo, pero hay otro que también afecta muchísimo el comercio o que por lo menos muchas personas lo han dicho y es la inseguridad. ¿Eso es un problema que usted ha notado en alguno de sus espacios?
Todo el mundo habla de esto. La verdad es que no tengo más información. Soy representante de AmCham, y voy a las juntas, y hemos tenido muchas conversaciones con las autoridades. Es algo que preocupa mucho a muchas empresas acá. Ahí va otra parte, que es decisiones de invertir... Hay cuestionamiento. Es tanto parte de la cultura, de la narrativa nacional, por todo eso que sale en periódicos afuera, que tal vez hay una exageración alrededor de ello.
Bueno, más que exageración, es entender que tiene diferentes niveles, o sea, que afecta a diferentes niveles, diferentes tipos de empresas. Pero que sí está afectando el clima de inversión
Claro, todo el inversión definitivamente y pero más que todo creo que (el problema es) la falta de competitividad nuestra. Una respuesta a eso es el valor agregado. Porque no somos productores de un commodity.
“Hay un ejemplo muy interesante es una parte del país que es Pérez Zeledón. Hace años, todo el cantón producía 400.000 fanegas. Mi primer trabajo fue en el beneficio El Águila, en Pejibaye. Ese café era de relleno proque era de bajura. En un momento, EE.UU. abre comercio con Vietnam, y ya no tiene mercado. Ahora Pérez produce 50.000, 60.000 fanegas pero hay varios cafés que han ganado la Taza de Oro. Los que producían esto, algunos están en Nueva Jersey, pero hay otras industrias que los han reemplazado”.

Ahora, para poder innovar, para poder crear nuevas empresas, para todo eso se requiere educación. y eso es un campo en el que usted ha estado trabajando recientemente. ¿Puede contarnos un poco de ese proyecto que está impulsando, sobre poder extender las oportunidades educativas en el país?
Hay un señor que es como el papá de varias cosas en educación, que es Kurt Hahn (educador alemán, 1886-1974). Soy fiel seguidor de él, en el sentido de que creo que la educación tiene que ser de calidad y de exigencia. Calidad quiere decir que el trabajo que está haciendo un estudiante en Puriscal es con el mismo estándar que el de un estudiante en Tokio.
“Hay otras dos patas de esa filosofía educativa. Una se llama ‘Escuela de aventura’, que es educación experiencial. En el Colegio Europeo, los quintos van en una caminata del Cerro de la Muerte a Quepos. En esta caminata, un día los muchachos tienen que buscar su propia comida, a veces lo que tienen que hacer es ir mucho más allá de lo que ellos piensan que pueden hacer. Eso también está bajo la sombrilla del BI”.
“(Luego está) el Colegio del Mundo Unido. Eso empezó en los años 60 con la idea de tener un colegio donde los colegiales viven en el colegio, pero hay dos estudiantes de cada país. Hay uno de estos colegios en Santa Ana que en los últimos años, a través de muchos egresados, y de un apoyo bastante grande internacionalmente, ha comprado 42 hectáreas en San Isidro. En Costa Rica, una de las metas expandir esto de 20 colegios a 40. Y estamos hablando en todo el país, en Cariari de Pococí, en Bagaces, en Poás, en Palmares”.
