

Era inevitable que el lente de la prensa mundial no volviera su mirada en este julio del 2020 hacia quien fuera la maestra más “famosa” de Estados Unidos en los años 90: Mary Kay Letourneau, quien protagonizó un gigantesco escándalo al “enamorarse” y tener relaciones sexuales con su alumno de 12 años, Vili Fualaau, un caso repleto de polémica que ocasionó condenas, debates e indulgencia a lo largo del planeta.
Ella murió de cáncer el pasado 8 de julio y la historia reflotó indefectiblemente y causa tanto asombro ahora como entonces... la diferencia es que hoy solo existen hechos, no supuestos, y el corolario fue que la pareja terminó casándose, procreó dos hijas (hoy mayores de edad) y Vili estuvo junto al amor de su vida (según sus propias palabras), asistiéndola durante su agravamiento por más de 60 días con sus noches, hasta que su exesposa falleció en sus brazos.
Vamos a la recapitulación. Letourneau fue noticia mundial en 1997 cuando, siendo maestra del área de Seattle, fue declarada culpable de la violación infantil en segundo grado de Fualaau, quien había sido su estudiante. En el momento de los hechos, él tenía 12 años y ella 34 y un matrimonio normal, aparte de una maternidad bastante prolífera, pues ya tenía cuatro hijos. Después de su condena, dio a luz a Audrey, su primer hija con Vili.
La profesora fue puesta en libertad condicional en 1998, pero pronto regresó a prisión después de que la encontraron rompiendo esa condición por involucrarse de nuevo con Fualaau. De hecho, dio a luz a la segunda hija de ambos, Giorgia, mientras estaba en prisión.
El mundo no terminaba de alucinar con el caso que seguía aumentando en escándalos y surrealismo, los nombres de Mary Kate y Vili Fualaau eran platillo fuerte de la prensa, pero no solo de la sensacionalista: se trataba de un caso de estudio desde todo punto de vista.
Nadie sabe lo que no ha visto
A menudo las noticias sobre la accidentada vida de Mary Kate provocaban cábalas sobre el oscuro destino que les depararía la vida a sus seis hijos, los cuatro de su exesposo y los dos de su novio adolescente... incluso los daños potenciales que sufriría Vili a raíz de tan extraña situación, eran evaluados por expertos.
A la postre, la maestra que purgó siete años de cárcel por violar a su alumno de 13 años, salió de prisión a casarse con él. Para entonces, ella tenía 39 y él 22 años.
Para unos, se trataba de una retorcida historia de obsesión. Para otros, era el epílogo de una verdadera apuesta de amor. “Prensa, televisión y películas se zambulleron en una historia ideal para la sed infinita de morbo de vastas audiencias. Ahora, lo que para muchos fue un escándalo, se ha convertido en algo parecido a una historia de amor real: Mary Kay Letourneau acaba de casarse con aquel chico, Vili Fualaau, un samoano-americano que hoy tiene 22 años” reseñaba una crónica de este medio, 15 años atrás.
Para entonces, la intimidad paredes adentro del matrimonio de Mary Kay y su primer marido Steve, era de dominio más que público, porque todo se dilucidó en el juicio y en ríos de tinta en la prensa.
La situación en la casa era tensa: los dos sueldos no siempre daban para pagar las facturas. Las peleas eran frecuentes, y se agravaron cuando Mary Kay sospechó -con razón- que Steve tenía una relación con otra mujer.
Todo el asunto con Vili, sostuvo ella, se generó sin que existiera premeditación alguna. Un día de junio de 1996, Mary Kay tuvo un nuevo problema, golpes incluidos y, mientras se encontraba realmente vulnerable, se refugió en su alumno como confidente.
Se encontraban en el vehículo de ella, quien iba a dejarlo cerca de su casa, cuando se inició la conversación y ella no pudo contener el llanto. Hubo abrazos y pronto el asunto pasó a más. Había anochecido: un policía de ronda nocturna se acercó al ver la escena y cuando les preguntó la edad del muchacho, ambos dieron respuestas contradictorias. Había suficiente como para ir a la comisaría. Desde allí, los agentes llamaron a la madre del chico, Soona Fualaau, quien le restó importancia al incidente: “Confío en ella”.
Pero la chispa no se apagó: en los meses siguientes, según el testimonio de Vili, tuvieron “cientos” de relaciones sexuales. La rubia Mary Kay tenía 34 años, y él, 13, aunque el muchacho aseguró en el proceso que era sexualmente activo desde los 10 años. Los explosivos detalles dejaron al país boquiabierto, y a la familia de Mary Kay, más aún, aunque luego se supo que John Schmitz, su padre, un ultracatólico que llegó a ser en 1972 candidato presidencial del extremista Partido Independiente, había predicado en el púlpito político una moral que no aplicaba en su vida personal: trascendió que había tenido dos hijos con una antigua alumna.
Más y más chispa para el ya enardecido caldero del escándalo.


En octubre de 1996, después de aquel tórrido verano, Mary Kay le contó a una amiga que estaba embarazada, pero no de su marido. Cuando Steve se enteró, sus maltratos empeoraron.
En febrero de 1997, un primo del marido engañado hizo un par de llamadas anónimas, una a las autoridades escolares y otra al servicio de protección de menores, para denunciar que la profesora tenía relaciones sexuales con un chico de 13 años. La policía habló con Vili y el muchacho confesó pronto.
Mary Kay, ya con un notable vientre, fue citada por el director de la escuela. Del despacho salió detenida. En la comisaría contó todo entre lágrimas. Poco después, la mujer quedó en libertad provisional. Antes del juicio, los médicos determinaron que sufría desorden bipolar y la trataron con fármacos y psiquiatría. En mayo dio a luz a una niña, Lokelani (Rosa de los cielos, en samoano, aunque años después empezaron a llamarla Audrey, su primer nombre). Aunque Mary Kay tenía prohibido ver a Vili, este iba con frecuencia a la casa, cambiaba los pañales a su hija y le daba el biberón.
En la corte se llegó a un acuerdo: Mary Kay se confesó culpable de la violación de un menor y aceptó tomar la medicación durante un semestre y pasar tres meses en prisión. La jueza le impuso dos condiciones: la renuncia a la custodia de la niña y el compromiso de no ver nunca más a Vili. Mary Kay dijo que sí.
En enero de 1998 salió de la cárcel. Pero un mes después, una patrulla de Seattle volvió a descubrir a la impetuosa e imprudente pareja en el interior de otro automóvil, y no precisamente hablando. Resultado: siete años y medio de cárcel. Pronto se supo que la maestra estaba embarazada de nuevo: tuvo a su otra hija con Vili en octubre.
Mas ella no claudicó y siguió comunicándose con su “alma gemela”, como lo llamaba en aquellos turbulentos años. Para muchos, Mary Kay no estaba bien de la cabeza; otros empezaron a empatizar con ella, como en una ocasión, cuando fue sorprendida tratando de enviarle una carta a Vili y fue castigada con seis meses de confinamiento solitario.
Mientras tanto, Steve se había mudado con los cuatro hijos mayores de Mary Kay a Alaska, donde incluso debieron cambiar de apellido para evitar ser reconocidos como hijos de “la profesora violadora”.
Vili también siguió con su vida. Se retiró del colegio y escribió un libro sobre su historia de amor con Mary Kay. El libro fue un éxito en Europa y dio lugar a más publicaciones sobre el tema. Vili fue a varios programas de televisión para contar su historia e incluso llegó a demandar --sin resultados-- a su colegio por no evitar el acoso de la profesora cuando él era un niño. Se supo que tuvo varias novias y llegó a afirmar que el asunto con su maestra era cosa del pasado.
Muchos años después confesaría que había traicionado a Mary Kay por presiones familiares y de abogados, pero que siempre estuvo perdidamente enamorado de ella y sufría de saberla en la cárcel.
De la cárcel al altar
En agosto del 2004, Mary Kay salió de la prisión y, pocos días después, Vili le pidió a un juez que revocara la orden que le impedía a Mary Kay acercársele. La situación era totalmente diferente, para empezar, ya Vili era adulto. Les levantaron las restricciones y el amorío continuó y se intensificó: en febrero del 2005, anunciaron su boda.
Convertidos en estrellas mediáticas, los protagonistas de esta extraña historia vendieron la transmisión de su matrimonio a un canal de televisión por $750.000. La hija mayor de Mary Kay, de 18 años, fue su dama de honor, y las dos niñas que tuvo con Vili llevaron las flores.
Con toda la extraña situación cada vez más en santa paz, los medios fueron bajando la dosis de interés y finalmente, la exmaestra y el exalumno pudieron tener más de 15 años de vida normal, con rol de padres de familia incluido.
Muy de vez en cuando, alguna publicación estadounidense reparaba en que las hijas de la pareja ya no eran bebés y se encaminaban a la preadolescencia, lo que generaba dudas por el hecho de que Vili estaba criando como papá a niñas que podrían haber sido sus hermanas. Sin embargo, al parecer él llevó su rol como si fuera un adulto y una vez que las muchachas cumplieron la mayoría de edad, se han manifestado sobre la relación con él. “Ha sido un muy buen papá, la única diferencia es que es un papá muy joven”, aseguraron en el 2018 cuando la familia accedió a ser entrevistada en un programa de televisión australiana.
Lo que sí trascendió, pero también exento de morbo, fue que Letourneau y Fualaau solicitaron el divorcio en el 2017, justo antes de su doceavo aniversario. Él tuvo algunos problemas de desempleo y eso generó fricciones, de manera que decidieron separarse y él se fue a vivir a California, pero seguían manteniendo una cálida relación de familia.

Por lo mismo, a finales del año pasado, cuando Mary Kay empezó a sufrir problemas de salud y recibió el diagnóstico de cáncer, Vili literalmente “mudó” su vida desde California a Seattle, con el fin de apoyar a su exesposa y a sus hijas, en el trance que se avecinaba. El abogado y amigo de la familia, David Gehrke, fue quien realizó la anterior aseveración a la CNN, con motivo del fallecimiento de la maestra. Tanto Gehrke como otros parientes y amigos cercanos destacaron la manera incondicional en la que se portó el otrora adolescente vejado por su profesora.
Como se dijo, es una historia de nunca acabar, o de nunca entender.
Pero después de años de silencio, recién en el 2018 y ya estando divorciados, tanto ellos como sus hijas accedieron a participar en una serie de entrevistas sobre su vida 20 años después de que estalló el escándalo.
El espacio Sunday Night, de Australia, conducido por Matt Doran, terminó por descarrilarse cuando el anfitrión insistía en preguntarle a Mary Kay si le parecía correcto lo que había hecho con Vili, lo que provocó desconcierto en el resto de la familia y un enojo visible en la mujer, quien le dijo que ella vivía en el presente.
Las hijas de la pareja fueron quizá las que “redondearon” lo que para ellas era normal.
“Creo que entiendo lo que pasó, pero también entiendo que fuera sorprendente para la gente”, dijo Audrey cuando se le preguntó sobre la relación de sus padres. “Nosotros no lo sentimos diferente porque en realidad crecimos con él, estamos adaptadas a él... Definitivamente se siente como un padre joven ahora que estoy en esa edad adulta donde le digo ¿puedo ir al bar?”, y agregó que Vili es más “como un padre amigo”.
Letourneau agregó que, mientras crecían, les decía a sus dos hijas todos los días: “Te amo, ahora ve y haz lo correcto”.
Pero, con todo y todo, ambos reflejaron sus posiciones sobre lo ocurrido. Mary Kay insistó en que había sido encarcelada injustamente. “Es absurdo pensar que los niños de 13 años no están teniendo relaciones sexuales y que no lo están persiguiendo de una manera deliberada y consciente” dijo, en consecuencia con sus manifestaciones hasta el final, sobre el hecho de que no se había aprovechado de Vili y que todo había sido consensuado.

Él, en una entrevista en solitario, fue más reflexivo. “Legalmente era incorrecto... tal vez deberíamos haber esperado para tener una relación física... es como si yo, ahora que tengo 35, pensara en estar con una niña de 13 años, no me veo haciéndolo, simplemente no tiene sentido”.
Pero, finalmente, en lo que fue una de sus únicas entrevistas conjuntas y, definitivamente, la última, ambos fueron lapidarios: él llamó su relación “una verdadera historia de amor”, mientras que Letourneau insistió en que no lamenta lo ocurrido en absoluto: “Es el padre de mis hijas y el hombre de mi vida”.
Lo que sí es un hecho es que, con los años, Vili ha elegido el anonimato. Él se había convertido en un DJ profesional mientras estuvo casado con Mary Kay y solía presentarse regularmente y publicar detalles sobre sus conciertos en su página oficial de Facebook. Sin embargo, desde el 2019 prácticamente dejó de realizar publicaciones en sus redes sociales, aunque esporádicos posts de sus hijas hacen ver que todo transcurre en armonía entre ellos.
Tal como si se tratara de una familia normal. Y es en este punto, donde todo el debate vuelve a empezar ¿qué es una familia normal?
