Tenía una voz grave e impostada. Unos dirían que tenía un rostro ideal para la radio y un biotipo apenas para la comedia. Harold Ramis, escritor y actor estadounidense, es de esa clase de artistas que hablaba más fuerte con lo que no decía y hacía gala de un poderoso dominio del timing de la comedia.
Falleció este año, en febrero, a los 69 años.
Me enteré de su existencia hace treinta años cuando fui a ver Ghostbusters dos veces al cine Palace, en San José centro (hoy tristemente sepultado por restaurantes de comida rápida). La segunda vez que vi esta película fue en compañía de mi tía Silvia. La logré convencer –con la majadería típica de un chamaco de 12 años– que fuéramos a verla a pesar de que ya la había visto hacía una semana.
No me importó, pues Ghostbusters para mí era la película perfecta para aprenderse el diálogo palabra por palabra. Ramis encarnó al parco doctor Egon Spengler, el más “centrado” de los tres cazafantasmas: yo quedé maravillado del humor seco de este personaje. Bill Murray podrá haberse llevado la mayoría de las risas de esa película; pero, para mí, la actuación de Ramis es lo que más recuerdo de Ghostbusters .
Harold Ramis, nativo de Chicago, fue parte de esa camada de humoristas que cultivaron sus habilidades a finales de los 70 para luego convertirse en símbolos de los años 80.
Este escritor y actor fue parte de una generación privilegiada de comediantes que tuvo el honor de levantar una verdadera catedral del humor: el programa estadounidense Saturday Night Live.
Sin embargo, Harold Ramis se dio el tupé de rechazar un puesto como guionista de este programa para continuar con otro proyecto que venía trabajando con colegas canadienses: Second City Television. Este ensamble de actores y humoristas eran toda una invasión con sabor a miel de maple que dejaría senda marca en el ámbito humorístico gringo: los canadienses John Candy, Eugene Levy, Rick Moranis y Martin Short, para mencionar solo a los más conocidos.
Escuchar el nombre de Ramis es volver automáticamente al pasado; y a un pasado lleno de humor: algunas de las comedias más representativas de hace 30 años tienen a Ramis como guionista, director o actor.
Eran comedias algo absurdas y un tanto pasadas (apenas para impresionar a un preadolescente como yo); sin embargo son comedias que han soportado 30 años encima y todavía me arrancan una carcajada. Hablo de Caddyshack , las dos Ghostbusters,Stripes , toda la serie de National Lampoon y Meatballs .
Aquellas personas un poco menores que yo recordarán Groundhog Day , donde Bill Murray interpreta un metereólogo de un canal de televisión que revive una y otra vez el mismo día hasta que aprendió una lección de la vida. Groundhog Day fue la película más exitosa en la carrera de Ramis como guionista. Le siguieron Analize This (1999) y Analize That (2002), con la actuación de Robert de Niro.
Harold Ramis actuó en 17 películas y escribió 16. Su fino sentido del humor, su porte relajado y sin efectos especiales me impresionaron de adolescente y me trasladan a buenos tiempos tres décadas después. Se le extrañará, señor Ramis.
Al escritor, director, actor y productor le sobreviven sus tres hijos y su segunda esposa, Erica Mann. A Egon Spengler, Russel Ziskey y Allan Appleby, los ochenteros los recordaremos con una sonrisa en la boca y la mente poblada de frases absurdas que, en la voz de Ramis, eran el prólogo de un concierto de risas. “ I collect spores, molds and fungus ” (colecciono esporas, moho y hongos) le respondió Egon Spengler a Jeannine en Ghostbusters tratando de hacer conversación... ¡Genial!