Se cumplen 35 años de la gesta de Costa Rica en el Mundial de Italia 90 y siguen apareciendo los recuerdos, historias y anécdotas.

Algo que siempre se le reconoce a ese grupo de jugadores, bajo la conducción de Bora Milutinovic, es que ponían todo en la cancha. Era un equipo lleno de coraje, que combinaba a los “rudos” (Héctor Marchena, Roger Flores, Mauricio Montero) con los “técnicos” como Óscar Ramírez o Claudio Jara.
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Pero entre todos, Marchena sobresalía por su fortaleza y determinación, capaz de enfrentarse a todo un equipo al puro límite de las trompadas. Y no es exageración: en un amistoso ante la Roma, que visitó Costa Rica en junio de 1988, Héctor se encaró con los italianos, que echaron para atrás y optaron por exigirle al árbitro Rodrigo Badilla expulsarlo, o se retiraban del partido.
Finalmente, el entrenador de la Selección en ese momento, Gustavo de Simone, prefirió sacarlo de cambio para evitar futuros incidentes.
Ya en Italia 90, volvió a aflorar ese Marchena que no se arrugaba. En el partido ante Brasil, le sacó pecho nada menos que a Careca, delantero estrella de la Canarinha.
Contra Suecia, se recuerda una jugada ante Stefan Schwarz, al minuto 54, cuando el mediocampista tico voló por los aires y se lanzó con los dos tacos por delante... Eso sí, directo al balón.
Al árbitro no le agradó mucho la maniobra y le mostró tarjeta amarilla. El sueco, quien era jugador del Malmo FF, de Suecia, quedó en el suelo, con cara de susto, según se apreció en la transmisión de televisión.
Minutos después, fue Medford quien atormentó a Schwarz con su velocidad endiablada, hasta que el sueco tuvo que recurrir a una falta para detenerlo y se ganó la tarjeta amarilla (de ahí nació el gol del empate, de Roger Flores).
En los recuentos de Italia 90, aparecen siempre los goles, las atajadas de Gabelo, la genialidad de Bora. Pero también hay que darle crédito al coraje de Marchena.
