Todos aquellos aficionados que llegarán en un vehículo al Estadio Nacional, para observar el partido entre la Selección de Costa Rica y Canadá, deberán buscar un parqueo y los precios no son nada accesibles. Quieran o no, deben prepararse para cancelar los entre ¢10.000 y ¢15.000 que cobran cuidacarros, hoteles o lugares oficiales habilitados para esta actividad.

Los espacios para guardar carros o motocicletas se han reducido drásticamente, debido a las nuevas construcciones que han realizado en los últimos años en el área cercana al estadio. Tanto así, que quienes se dedican permanentemente a esto señalan que ahora únicamente se encuentran cerca de 400 espacios disponibles en lugares que funcionan para esto, en la zona.
Un parqueo oficial cobra ¢10.000 y le permite al usuario dejar su auto desde el momento en el que llega, hasta una hora después del evento (en este caso, 11 p. m.). Al pagar este monto se garantiza seguridad privada, no tener inconvenientes con la Policía de Tránsito y también hacen responsables por el vehículo, ya que cuentan con póliza.
Sin embargo, los famosos cuidacarros que están en las calles aledañas del inmueble piden los mismos ¢10.000 para este tipo de eventos, debido a que tienen total conocimiento de que hay pocos lugares, la gente busca desesperadamente un sitio para dejar su medio de transporte y al final terminan cediendo.
A raíz de que los espacios son escasos en La Sabana, algunos hoteles y gimnasios también habilitan sus áreas para guardar carros y cobran un poco más, por lo general ¢15.000.
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Una persona encargada de uno de estos parqueos, quien prefirió no revelar su nombre, confesó que piden un precio elevado porque saben que la demanda y la necesidad es alta. Eso sí, en su caso el tema del monto también se da porque deben cumplir con permisos y cancelar pólizas especiales para un evento de esta magnitud, que tiene un horario nocturno y obliga a prolongar las horas del servicio.
Así mismo, comentó que ha visto como algunas personas dejan sus vehículos en las calles con los cuidadores informales que piden se les cancele anticipadamente, pero luego de esto, los conocidos “guachis” se marchan. De la misma forma, ha observado en muchas oportunidades que quienes no quieren pagar antes, reciben amenazas de daños a sus medios de transporte.

