En apariencia, Johnny Acosta tiene un campo fijo en la zaga de la Sele. El resto de los nombres son una incertidumbre. El defensor del Bolonia, Giancarlo González, evoca a una frase que representa bien la competencia que sostienen los centrales de la Tricolor, a pocos días del debut mundialista frente a Serbia.
"Esta es una selección y en la selección compiten los mejores", explica el central, que hoy se concentra en ganarse un lugar, a razón de la dura lucha que mantiene con Óscar Duarte, Francisco Calvo, Kendall Waston y el propio Acosta.
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Solo hay tres espacios reservados para los zagueros centrales y en la hexagonal hubo momentos para todos. Lo de Duarte es la excepción a la regla. Recién se compenetra con el equipo después de la lesión, pero pelea de tú a tú, ante la ventaja que le ofrece jugar en España y acumular un proceso en la Selección.
Cada futbolista tiene sus ventajas y puntos de mejora para competir. Este martes en el Proyecto Gol, hablaron dos de ellos, Giancarlo González y Kendall Waston, quienes permiten alimentar el análisis de la zona más competitiva de la Sele.
Johnny Acosta:
Intocable en la eliminatoria, el zaguero del Ríonegro Águilas es quien mejor interpreta el libreto de Óscar Ramírez, el entrenador que lo dirigió en Santos y Alajuelense y posteriormente lo trajo de vuelta a la Nacional.
Acosta se conoce al dedillo el esquema táctico del entrenador, que premia el detalle y el conocimiento en los movimientos y las coberturas. Se defendió el zaguero de las críticas de un sector de la afición, que lo tildan de ser el “hombre de confianza” del estratega.
"Entonces también fui el hombre de confianza de La Volpe y Pinto", aseguró Acosta, argumentando que con otros entrenadores también estuvo en la Sele.
Aparte de ser un puntal táctico del seleccionador, Acosta es un defensor que gusta del juego con balón. Es habitual que guíe las salidas del equipo con balón dominado y que rompa la línea para fortalecer el eje de marcación.
En su club fue uno de los futbolistas más regulares, al disputar 15 partidos. Se incorpora a la Nacional con buen ritmo de competencia.
Kendall Waston:
El central que “solo” servía para cabecear, hoy es pieza vital en el equipo de Ramírez. El juego áereo sigue jugando un papel vital en la repercusión de Waston, pero ahora también comprende e interpreta las funciones tácticas.
Waston evolucionó al punto de convertirse en uno de los futbolistas más regulares de la Tricolor y de su club, el Vancouver Whitecaps, en donde es considerado un futbolista de importancia ofensiva y defensiva.
En la Mayor también desempeña este papel. Cuando se habla de táctica fija hay que puntualizar en el jugador de 1,96 m., que desde ya se perfila como la principal arma de Costa Rica para los tiros de esquina y tiros libres.
Aunque un sector de la afición y la prensa considera que le sigue haciendo daño el juego a ras de piso, principalmente el uno contra uno, el timonel patrio defiende el crecimiento de su futbolista y asegura que en la eliminatoria, frente a Estados Unidos, cumplió pese a ser un adversario con velocidad y desequilibrio en ofensiva.
"El profesor es quien decidirá cuál futbolista juegue como titular, pero nosotros estamos empujando al 100% porque lo que importa es Costa Rica", agregó.
Giancarlo González:
Regular en el Bolonia de Italia, Pipo es uno de los líderes del equipo. En Selección vino de menos a más, después de un periodo dubitativo y de falta de confianza, alimentada por los malos resultados del Palermo, su anterior club.
Al saltar al Bolonia retomó su mejor versión, favorecido también por una Copa Oro en la que alcanzó regularidad y se afianzó de nuevo como el hombre seguro que le permitió brillar en el pasado Mundial en Brasil.
Incluso así, no la ha tenido fácil y en algunos juegos le tocó ir al banco, principalmente en la eliminatoria. El crecimiento de Waston, compañero de Selección desde la Sub-20, lo ha hecho trabajar duro para volver al once.
González tiene buen juego aéreo, es atrevido en la anticipación, conoce el libreto de Ramírez y le gusta salir con el balón dominado desde atrás, pese a que esta no es necesariamente su principal fortaleza.
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"Lo importante acá es cada uno ponga sus cualidades a beneficio del grupo. Yo siento que aquí no hay ventaja, todos llevamos a buen nivel", apuntó González.
Óscar Duarte:
El futbolista del Espanyol de Barcelona se perdió la hexagonal por una lesión, pero regresó justo a tiempo para volver a los trabajos con su equipo y jugar algunos partidos antes de concentrarse con la Tricolor absoluta.
Aunque en la buena teoría perdió terreno en la Sele, después de tanto tiempo fuera, el estratega de la Mayor lo introdujo en el equipo durante la gira a Europa y por lo visto, tiene las mismas posibilidades que sus compañeros.
Le favorece el recorrido que acumula en España y en Selección y sus características físicas. Es un zaguero fuerte, con buen juego aéreo, que además sabe interpretar los movimientos de la zaga patria.
Tal parece que la premisa de Duarte es volver a afianzarse en el once en el último momento, como lo hizo rumbo a Brasil 2014. El futbolista empezó como suplente en la eliminatoria pero llegó al Mundial para ser titular.
Francisco Calvo:
Desde que llegó al Minesota United de la MLS, Calvo es figura inamovible. Zurdo, de buen juego aéreo y con demostrada personalidad, es el defensor central más joven de la Nacional, pero tiene argumentos para pelear por un lugar.
Empezó este proceso de selección y nunca se bajó del avión. Empezó como titular en la era de Paulo Wanchope, después regresó al banco en los inicios del proceso de Ramírez, pero con el paso de los partidos aprovechó las bajas por lesión y sanción para demostrarle al seleccionador que es un zaguero fiable.
También puede ubicarse como lateral izquierdo, tal como lo hizo en la última Copa Oro, ante las ausencias de Bryan Oviedo y Rónald Matarrita.
Por lo visto al día de hoy es el último en la fila, aunque no sería una sorpresa que Machillo lo utilice en alguno de los partidos del Mundial.