Las declaraciones de Gustavo Matosas, al confirmar que deja la Selección Nacional, fueron lamentables, pero lo más triste es que Rodolfo Villalobos le permita al entrenador dirigir el juego de este viernes ante Uruguay.
Matosas se bajó del barco al aceptar que es un entrenador de equipo, que siente que estaba de vacaciones y que no se sentía productivo.
Si no se siente productivo, no le va a aportar absolutamente nada al banquillo de la Tricolor para el duelo ante los charrúas.
Ser un seleccionador y sentirse de vacaciones deja mucho que desear del profesional que es Gustavo Matosas. Dudo que los dos últimos hombres que nos llevaron a mundiales, Jorge Luis Pinto y Óscar Ramírez, descansaran un solo día con lo obsesionados que son del estudio del rival, pero Matosas no pasaba tan ocupado como ellos, a juzgar por sus propias palabras.
Lo mejor es que Matosas se vaya de una vez al equipo que le calentó la oreja y lo motivó a reconocer públicamente que no está capacitado para llevar a Costa Rica a la Copa del Mundo.
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Matosas no le deja nada al fútbol nacional, su legado y todo lo que prometió se va por un caño con una de las peores conferencias de prensa que he escuchado, con un entrenador que no tuvo palabra y a la primera oportunidad que vio salió huyendo.
Siempre pensé que Matosas era un buen orador y así se había ganado su puesto, más allá de un currículo que lo respaldaba, pero nunca pensé que dentro de esa oratoria magnífica hubiera promesas que no iba a cumplir.
Rodolfo Villalobos: hágale un favor al fútbol de Costa Rica y a la Federación. Dígale a Matosas que se vaya de una vez, que nos deja a un mes de iniciar la Liga de Naciones de Concacaf con un problema enorme y con poco margen de maniobra.
Ojalá para el próximo entrenador se escoja a alguien no por su buen verbo y su elegancia a la hora de vestir, pues solo a modo de ejemplo, Óscar Ramírez no tenía nada de eso y nos clasificó a un Mundial.
En cambio, Matosas nos dio triunfos ante Jamaica, Nicaragua y Bermudas. Ese es el gran legado de un entrenador que aseguraba estar encantado con la opción de llevar a Costa Rica al Mundial, de impregnarle una mentalidad diferente a nuestros jugadores y hacernos jugar como nunca... todas esas palabras se las llevó el viento.
