
Rónald Matarrita sufría a ras de cancha con la camisa rojinegra puesta mientras era legionario, y al volver a Liga Deportiva Alajuelense, lo que más quería era ser campeón nacional otra vez.
Durante este tiempo, el lateral izquierdo tuvo que poner a prueba su paciencia, con lesiones y recaídas. Se esforzó y se apoyó en todos los profesionales del club para recuperar su mejor estado físico.
También para recuperar su mente, confiar en él y empezar a subir su nivel dentro de la cancha.
Matarrita estaba decidido a reencontrarse con una de sus mejores versiones, sin estar exento de errores, como aquella expulsión en casa contra Motagua, en los cuartos de final de la Copa Centroamericana de Concacaf.
La acción se vio muy aparatosa. Por cierto, su reacción no fue celebrar una falta que pudo lesionar a un colega de profesión; sino que en su caso, se marchó entre lágrimas. Luego ofreció disculpas y aseguró que nunca ha sido malintencionado.
El carrilero siguió en lo suyo, corriendo la banda, atacando, defendiendo y tratando de sacar sus mejores centros. En unos partidos sufría con los rivales, pero en el clásico definitivo por el título saltó a la gramilla híbrida del Estadio Alejandro Morera Soto más inspirado que nunca.
Se vio muy metido en el juego, peleando balones y generando peligro. Así sacó el centro que empezó el delirio rojinegro, al asistir al delantero mexicano Ronaldo Cisneros, en la apertura del marcador en ese pulso entre Alajuelense y Saprissa.
Para nadie es un secreto que Rónald Matarrita es el embajador de la afición liguista dentro de la cancha. Un jugador que nunca ha ocultado sus colores y que disfrutó al máximo levantar esa copa 31.
Con la mente más en frío, pero siempre con su corazón rojinegro, el lateral izquierdo afirmó que el 20 de diciembre de 2025 fue el mejor día de su vida.

Así lo escribió él mismo en sus cuentas de Instagram y Facebook, en un mensaje que se nota que se tomó su tiempo para resumir todo lo que quería decir.
“He vivido tantas cosas usando esta camiseta, unas veces asemejando ser una pesadilla de la cual nunca despiertas, otras sintiendo que estoy tocando el cielo con las manos; pero la única coincidencia entre las dos es que todas las he vivido con este escudo en el pecho”, apuntó Rónald Matarrita.
En ese mismo mensaje anotó que nadie saben cuántas veces se quedé sentado preguntándose si el éxito o los momentos de felicidad simplemente no estaban destinados para él.
“Sentirme innecesario, sentir que vivía de un recuerdo, sentir que cada día que pasaba me estaba diciendo que este no era el camino por el cual debía de seguir. Sentir que en lugar de felicidad me hundía más en algo que parecía no tener fin”, detalló.
Lo meditaba, pero a la vez se resistía a ponerle punto final a su carrera como futbolista, porque desde que empezó a formarse en la cantera de la Liga también le enseñaron que un león nunca se rinde.
“No sé si Dios, no sé si mi familia, no sé si mis compañeros, no sé si la afición, o tal vez todos a su manera me obligaron a levantarme todos los días y seguir, así que gracias; gracias, gracias... porque todo valió la pena”, aseguró el futbolista de Alajuelense.
A modo de conclusión, después de ese clásico del sábado que acabó con la coronación de Alajuelense, un domingo de desfile y festejo, Rónald Matarrita quería decir algo más en su reflexión: “Termino simplemente diciéndoles con el corazón en la mano que viví el día más feliz de mi vida. Muchas gracias Dios, muchas gracias”.

¿Sabía que puede recibir El Boletín Manudo en su correo electrónico de forma gratuita? Para eso, regístrese aquí. ¿Ya se unió al canal de WhatsApp La Nación Alajuelense? Aquí puede hacerlo.
Si desea unirse al canal AlajuelenseLN en Telegram, aquí encontrará el enlace directo. El Blog de Alajuelense, Actualidad Rojinegra, puede accesarlo aquí.
