Con más tensión que fútbol, el brasileño Palmeiras venció 1-0 en la prórroga a Botafogo en el pistoletazo de salida de los octavos de final del Mundial de Clubes.

El primer boleto a los cuartos se lo quedó Palmeiras al salir airoso de este áspero duelo brasileño bajo el sol de Filadelfia (Pensilvania) ante el vigente campeón de la Copa Libertadores y del Brasileirao.
El Verdão fue el que más apretó durante el tiempo reglamentario, pero tuvo que esperar hasta el minuto 100 para perforar el arco albinegro en una gran acción individual de Paulinho.
Acelerando desde la banda derecha, el expunta del Bayer Leverkusen se coló por en medio de dos defensores y despistó al portero John, hasta entonces la figura del partido, con un zurdazo raso al palo contrario.
Este destello de clase desatascó un partido que esperaba más de la joya Estêvão, sustituido a los 63 minutos. También resarció a Paulinho de un año en el que ha revivido el calvario de lesiones que frustraron su aventura europea.
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“Tuve una lesión grave que todavía me duele bastante”, reconoció el extremo. Pero “en esta competición no hay tiempo para lamentarse. Hay que hacer que las cosas sucedan y estoy aprovechando eso”.
Impulsado por el cántico de sus aficionados “Yo soy Palmeiras, sí señor”, el Verdão salió de su siesta y volvió a hacer brillar a John con un cabezazo a boca jarro del creativo Mauricio a centro del lateral uruguayo Joaquín Piquerez.
Pero eso fue todo. Todos los caminos conducían a un empate pálido y a la consiguiente prórroga, pero Paulinho necesitaba un premio a su lucha.

El gran refuerzo para esta temporada tuvo su desquite tras un año compliclado, en el que no ha podido hacer brillar la camisa 10 que porta en su espalda.
‘Nunca nos rendimos’
Botafogo, con 20 minutos por delante, no encontró el gol que forzara la tanda de penales ni siquiera al verse en superioridad numérica por la expulsión del paraguayo Gustavo Gómez, que vio una segunda tarjeta amarilla en el 116.
Su entrenador, Renato Paiva, puso después en valor a un plantel que batalló en este torneo, venciendo incluso al poderoso París Saint-Germain en la fase de grupos, pese a la pérdida del argentino Thiago Almada y otras figuras del triunfo en la Copa Libertadores.
“El primer sentimiento que me invadió apenas el árbitro dio el pitazo final fue de orgullo, de haber llegado hasta aquí”, subrayó el estratega portugués.
Del otro lado, Palmeiras se cobró su revancha de los cariocas por la eliminación en octavos de la Libertadores y marcó el camino a los otros dos representantes brasileños en los octavos de final.
Flamengo y Fluminense tratarán de seguir sus pasos frente a dos potencias europeas, el Bayern de Múnich y el Inter de Milán.
“Nunca nos rendimos, trabajamos todo el tiempo para esto”, recalcó el portugués Abel Ferreira, timonel de Palmeiras. “Cuando teníamos que sufrir, con un jugador menos, lo hicimos juntos”.
La escuadra brasileña pugnará por las semifinales del Mundial el próximo viernes de nuevo en Filadelfia, en una noche que puede ser especial para Estêvão, la última perla de la cantera brasileña.
El talentoso extremo, de 18 años, se medirá contra el Chelsea, que dejó en el camino a Benfica.
El Mundial de Clubes entró a la etapa de eliminación directa con partidos emocionantes, pese a que las gradas de los estadios siguen sin estar llenas.
