
La aventura de un nuevo día empezó para Diana Santamaría con la descripción que le hizo su novio, Vladimir Murillo, del cielo: la mañana despejada, con un cielo azul radiante y una luna llena al oeste del Valle Central, fueron palabras que emocionaron a la joven de 34 años.
Diana perdió la vista a los 29 años, por un tumor cerebral, y hoy, cinco años después, mira el mundo a través de las descripciones de su novio, quien le inculcó la pasión por el automovilismo y, en especial, por el evento de Las Tres Horas de Costa Rica, última fecha del GT Challenge de las Américas.
Vladimir se trasladó desde Orotina hasta San Miguel de Desamparados, en San José, para llevar desde ahí a su novia al Parque Viva y disfrutar del icónico evento del Pit Party, donde los aficionados pueden observar de cerca cada uno de los vehículos participantes en la emblemática competencia costarricense.
“El automovilismo es un gusto adquirido gracias a mi novio. Es una aventura que estoy descubriendo. Es algo loquísimo. No sé mucho, pero me emociona cuando él me va contando sobre la marca del vehículo, si es Ferrari o un Lamborghini, su color o los detalles de cada uno”, explicó Santamaría a La Nación.
Con el tiempo, Diana incluso aprendió a distinguir cada uno de los vehículos de una forma muy singular, gracias a la ayuda de su novio.
“Él me describe la carrera, me dice quién va adelante y, por medio del ruido que hace el motor del carro, puedo saber si es un Ferrari o un Lamborghini. Aprendo a través del zumbido que se escucha cuando pasan, y eso me emociona y me hace estar atenta a cada vuelta de la competencia”, expresó Santamaría.
Vladimir, novio de Diana, la escucha atentamente y recuerda que desde pequeño le apasionaron las carreras de automovilismo. Por eso, compartir el gusto por observar las competencias con su novia lo llena de alegría. Además, aprendió a ser muy detallista a la hora de describir cada vehículo y su carrocería.
“He aprendido con ella a visualizar el entorno a nuestro alrededor para que disfrute de las competencias: cómo es la pista y, en la competencia, quién viene y quién va a pasar. Son cosas que pasamos juntos y nos unen como pareja”, añadió Murillo.
Diana confesó que le gustaría asistir a más eventos de motores y explorar otros deportes para poder aprender y familiarizarse con cada uno.
“Nuestro día comienza viendo el cielo; él me describe cómo está el día. Es otra forma de mirar las cosas, de vivir la vida. Y Las Tres Horas de Costa Rica son muy emocionantes, la gente vive intensamente la carrera”, declaró Santamaría.
