A sus 38 años, Marvin Angulo no está listo para dejar las canchas. Tras dos temporadas con Municipal Liberia en la Primera División, el talentoso volante se entrena por su cuenta, mantiene la fe en que le saldrá una nueva oportunidad para seguir activo y, por si fuera poco, está por cumplir otro sueño personal: abrir su propia academia de fútbol en Escazú.
Aunque por ahora no tiene ningún contrato formal con ningún club, Angulo aseguró que no se descuida ni un solo día. Su rutina lo mantiene físicamente en forma, con trabajo en gimnasio y sesiones constantes de preparación física. Todo, con la esperanza de que se abra una nueva puerta para seguir compitiendo al menos una temporada más.
“Entreno por mi cuenta, voy al gimnasio a Cross Fit 506, que me abrió las puertas, y trato de estar bien físicamente. Uno no se puede descuidar, porque la parte física y la fuerza es importante para los futbolistas”, contó Angulo en conversación con La Nación.
Pero entre todas las posibilidades, hay una que lo ilusiona como ninguna otra: que Saprissa lo llame. Su anhelo es volver a vestirse de morado, al menos por una temporada más, y retirarse en el club con el que ganó títulos, construyó legado y se forjó como uno de los volantes más talentosos del fútbol costarricense.
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“La parte económica no es un impedimento para llegar a un arreglo, y por qué no volver a Saprissa. Me gustaría. Sería una felicidad enorme para mí retirarme en Saprissa”, expresó con franqueza el mediocampista, quien no tiene representante y gestiona sus asuntos deportivos por su cuenta.
Angulo añadió que su mentalidad sigue siendo ganadora. Y aunque no le gusta hablar de sus títulos, sabe que su trayectoria es un activo valioso para transmitir a las nuevas generaciones.
“La experiencia acumulada en 20 años de carrera… hablar de títulos no debo hacerlo yo, pero esa trayectoria es buena para que los jóvenes que vienen haciendo sus armas puedan aprender. Es un plus que uno siente que puede aportar. Si no me sintiera bien físicamente, me haría a un lado”, dijo con sinceridad.
Marvin cumplió un ciclo en Liberia, donde no fue renovado, y ahora se toma este periodo con calma y reflexión. A pesar de la sorpresa por no seguir en el equipo guanacasteco, mantiene la motivación intacta.
“Fueron dos años en Liberia y se cumplió. Llegó un nuevo entrenador y no se renovó el año más que me habían ofrecido. Me sorprendió un poco que no me dieran continuidad, pero aquí estamos con la idea de seguir jugando. Hoy hay dos clubes menos en Primera (Santos y ADG) y eso significa como 60 futbolistas más sin equipo. Es lamentable, pero toca adaptarse y seguir adelante”, opinó Angulo.

Mientras tanto, enfoca gran parte de su energía en su nuevo proyecto: una academia de fútbol para niños y jóvenes que abrirá la próxima semana en Escazú. Un paso que lo conecta con su deseo de enseñar, transmitir valores y mantener viva su pasión por el fútbol.
“La otra semana inicio mi academia, llevo tiempo organizándola y ojalá podamos ver a muchos niños en Escazú. Con fe en que todo se dé”, comentó con ilusión.
Marvin Angulo no se rinde. Su cuerpo sigue respondiendo, su mentalidad sigue siendo de élite y su corazón, inevitablemente, sigue latiendo morado. Aunque el tiempo avanza, el 10 no quiere despedirse todavía, y si el fútbol le da una última oportunidad, espera que sea donde fue más feliz: en Saprissa.


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