Suspira constantemente, también entrecorta su voz en cada respuesta y suele anteceder: “¡Qué duro!” cuando le preguntan por el Saprissa. Luis Javier Paradela llegó hace dos años al conjunto morado, pero se va ahora al fútbol de Rumanía con el sentimiento de alguien que nació en el Ricardo Saprissa y tiene sangre morada por todo su cuerpo.
Paradela habló desde el país europeo con La Nación, donde no escondió el sentimentalismo que lo ha embargado una y otra vez desde que decidió dejar el Monstruo para cumplir el sueño de actuar en Europa con la Universidad de Craiova.
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El cubano de 27 años fue claro: “Era ahora o nunca para llegar a Europa”. Por su edad, el isleño tenía claro que su momento deportivo y el Saprissa le podían abrir una opción, y aunque el plan se cumplió a la perfección, su amor por el morado y blanco lo ha golpeado con fuerza.
“Es duro dejar el equipo que uno ama, pero esta carrera es así, hoy estás allá y mañana no sabés. Fue una salida dolorosa, la verdad, las lágrimas siempre están. Ya estando acá en Rumanía, cuando Saprissa colocó el video de mi salida, pues sufrí, sobre todo por notar la reacción de la gente en la publicación de Saprissa. Cómo la afición morada, aún sabiendo que yo me iba, siempre expresa los sentimientos, eso me golpeó”, describió.
Luis Javier se va con cuatro títulos en sus vitrinas, pero sobre todo con un cetro que no se ve físicamente, pero el premio él lo lleva en su corazón.
“Lo que se generó en este último torneo fue espectacular. Cuando se da lo de la final y yo doy las declaraciones que doy (en las que dije: ‘todos sabemos lo que pasa en la Cueva’) y cómo la gente las interpretó... Ufff. Después lo que pasó, la manta que hicieron... (Silencio) Fue hermoso”, acotó.
Tal fue la identificación entre morados y el cubano que el propio jugador confesó que su pase a Rumanía estuvo en valoración.
“Se pensó por un momento quedarme, pero el sueño de llegar a Europa pudo más. Queríamos salir, jugar en Europa, venir a Europa, pero sabía lo que significaba Saprissa, entonces no fue sencillo. Para poder venir acá quería dejar la puerta abierta del club de mis amores y por eso renové antes de firmar acá”, dio a conocer.
Ahora Luis Javier mira por el retrovisor de su vida y encuentra explicaciones a miles de situaciones que en el pasado afrontó y sorteó, aunque significaron duros golpes que la vida le dio.
En sus inicios, él tuvo chance en la USL de Estados Unidos, pero el paso no fue lo deseado, al punto que estuvo al borde del retiro. En territorio norteamericano, siendo cubano y con visa de trabajo, estuvo a nada de dejar los tacos guardados en el ropero de la casa y dedicarse a cualquier otra cosa.
“Yo sentí que debía seguir y me devolví a Cuba y busqué continuar mi carrera, pero por supuesto que pensé hacer la vida en Estados Unidos”, aceptó.
En Rumanía lo sedujo la posibilidad de jugar Liga Europa, además de mostrar sus condiciones en un fútbol que bien lo hace soñar con un salto más a una liga de mayor competencia.
Su carrera siempre ha tenido un plan: “Cuando hablé con mi representante (Simone Ghirlanda) dijimos: ‘Vamos a Costa Rica, ahí tenemos que llegar a Saprissa y luego de ahí puede darse alguna posibilidad de ir a Europa’”. Tal cual sucedió.
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“A nivel de Centroamérica uno sabe lo que representa Saprissa. Uno veía los partidos, veía los torneos de Concacaf, las fases finales, y uno decía: quiero estar ahí. Cuando termina mi contrato en Santos, la primera oferta que me llega es la Liga, solo me quedaban seis meses en Santos, pero a los cuatro días llegó la de Saprissa. Hablé con la dirigencia de Santos y ellos me preguntan: ‘¿A dónde querés ir?’ Yo de una les digo: Saprissa. Al día siguiente ya había acuerdo con Saprissa”, finalizó.
Luis Paradela ve al jugador de hace ocho años y le admira el sacrificio y la confianza que siempre se tuvo.
“Yo lo que le digo es que es un guerrero y creyente. Hoy demostró que es un creyente de las capacidades”, finalizó.