
Bayron Mora siempre estuvo listo para todo, incluso para dar un paso al frente, levantar la mano y abrir la puerta de la historia. A sus 22 años, el guardameta de la Liga Deportiva Alajuelense pasó del banquillo al protagonismo en un momento cumbre.
Ante la lesión de Washington Ortega, Bayron Mora se puso el traje de héroe en Guatemala, en aquella tanda de penales contra Xelajú en la que la Liga extendió su reinado en Centroamérica por tercer año consecutivo.
También apareció con tapadas salvadoras en la recta final del campeonato nacional, donde la Liga no se derrumbó, sino que mostró una mística diferente.
Con reflejos, achiques, rechazos de puños, despejes y mucha personalidad, el joven de Paso Canoas aportó lo suyo en la obtención de ese título nacional, logrando lo que miles sueñan y pocos alcanzan.
Fue figura en un clásico, ganó la copa 31 y hoy está de regreso en su tierra con la frente en alto y el corazón lleno de gratitud.
Con el modo de vacaciones activado, Bayron Mora respira el aire de la frontera. Desde ahí conversó con La Nación y dijo que “es hermoso pasar la Navidad en Paso Canoas”.
Detrás de eso hay una historia, porque cuando la Liga le ganó en penales a Olimpia en Honduras y avanzó a la final de la Copa Centroamericana, él llamo a su bisabuela para hacerle una propuesta.
“Tiene 80 años y es la que siempre ha estado conmigo y con mi hermano, muy cerquita de nosotros. Entonces, le digo que si venía a ver el partido de la final. Y vea que Dios todo lo hace perfecto, que me tocó jugar a mí”, apuntó Bayron Mora.
Ella estuvo en la casa del futbolista durante unos 22 días y él le decía que tenía muchas ganas de ir al pueblo, estar tranquilo en la casa, descansar, ver a sus abuelas y a otros familiares, porque ya sentía que le hacían falta.
“Imagínese qué lindo ir ganando la 31 y cerrando el año de una manera soñada. Y lo que ella me responde es que dejara las cosas en manos de Dios y que Él se encargaría de hacerlo todo de la mejor manera. Ella me lo dijo y la fe fue esa. Ahora pasar una Navidad y un fin de año con todos estos logros, que yo les llamo bendiciones, es muy gratificante”, comentó.
Su debut soñado en el clásico nacional
El sábado, durante el calentamiento, Washington Ortega alertó que no estaba al 100%.
“Yo me venía preparando en la semana, por todo lo que había pasado anteriormente y sabía que era algo que podía ocurrir. Me lo tomé tranquilo, porque era una final con clásico en casa y estaba muy contento”, detalló Bayron Mora.
Al pensarlo en frío, cree que la clave fue disfrutarlo porque estaba viviendo su sueño de niño, desde que tomó la decisión de salir de Paso Canoas en busca de una oportunidad, a tan corta edad.
“Cuando me dan la noticia, traté de disfrutarlo, porque sabía que todo eso era parte de un propósito, que si Dios me puso en esas instancias era el propósito de Él, soy muy creyente y si estaba ahí era porque algo bueno venía”, añadió.

Él es formado en la Liga, vivió en el Centro de Alto Rendimiento (CAR) y siempre luchó por su sueño. Al igual que muchos jóvenes, se vio en la disyuntiva de intentarlo, o pasar la página del fútbol y trabajar en otra cosa. Pero él quería luchar e intentarlo, como se lo aconsejaban en el club.
“No es fácil esta posición en un equipo grande, es una posición compleja, pero es bonito. Al final, te exige o te demanda ser paciente, ser perseverante y a trabajar por sobre todas las cosas, porque muchas veces se da que uno no juega, o que no está tomado en cuenta. Y yo siempre he creído en algo, que al final el trabajo leal te va a pagar”, apuntó.
Recordó que cuando él se fue de Paso Canoas a Alajuela, se terminó de criar con doña Blanquita y don Luis, quienes lo recibieron en su casa y se comportaron como sus abuelos.
El sábado pasado, la madre de Bayron tenía un presentimiento y decidió estar cerca del estadio, en esa casa donde vivió su hijo; mientras que el papá y los mejores dos amigos del arquero sí se encontraban dentro del Morera.
“Cuando se da todo, que somos campeones, mi mamá y mis hermanos se fueron corriendo con doña Blanquita y don Luis para entrar al estadio a celebrar conmigo”, mencionó.
Y se siente privilegiado al disfrutar ese instante mágico con personas que en algún momento lo ayudaron, que son y fueron parte de momentos que lo marcaron.
“Fue muy lindo ver a mi mamá ahí llorando de felicidad, porque fueron momentos difíciles. Lo que siempre he creído es que uno tiene que confiar en uno mismo, no demostrarle nada a nadie de lo que usted puede o no ser capaz, sino convencerse de que uno puede hacer las cosas”, afirmó.
Agradecido con Óscar Ramírez
Rememoró que antes de la final contra Xelajú, él abrazó a Óscar Ramírez y le dijo que gracias por esa confianza, y que tras los penales, se fundió en otro abrazo con el técnico. Y llorando le manifestó al “Macho” que no podía defraudarlo, ni quedarle mal.
“Al ganar la ansiada 31 le reitero eso, porque he aprendido que en esta vida, antes que todo, uno tiene que ser muy agradecido y traté de serlo, traté de jugarme la vida, de dar todo porque sabía que había personas que confiaban en mí y que no les podía quedar mal”.
También tiene palabras de agradecimiento para el preparador de porteros, Diego Cejas, a quien define como una gran persona.
“Tiene muchísimas cosas buenas, que lo escucha mucho a uno y hasta en algunos momentos se comportó como un padre; igual que Washi, que estaba ahí cerquita en todo momento”.
Así vivió ese gane de Alajuelense ante Saprissa
Bayron Mora dijo que el uruguayo siempre estuvo muy de cerca en todo, le hablaba en cada entrenamiento y antes de los partidos le repetía que estuviera tranquilo, que él conocía de sus capacidades y que sabía que lo iba a hacer bien.
“En el gol de Ronaldo Cisneros en esta final contra Saprissa, al primero que veo es a Washi, salgo corriendo y lo abrazo, porque gran parte de todo esto es mérito de él también.
”Por Washington estuvimos en fases finales jugándonos todo esto. En los otros goles fue una fiesta, lo celebré con La Doce y con toda la afición, era una alegría que siempre estuvo ese sueño de querer vivirlo y traté de gritar ese gol como no tiene idea, al máximo, una experiencia inolvidable", destacó.
Confesó que después de que el partido iba 1-1, cuando Fernando Piñar anota, se decía que debía repeler todo lo que pudiera.
“A uno como deportista se le activa ese estado de concentración plena, ya que estábamos tan cerca de lograr el objetivo que queríamos y traté de mantenerme siempre concentrado”.
Sin embargo, cuando Anthony Hernández le clavó el tercer dardo al Monstruo en el Morera Soto, en el minuto 83, su corazón le decía que era real, que ahí en la cancha estaba ganando el nuevo campeón, pero que aún faltaba.
“Yo salgo a celebrar con la afición y en todo momento, lo único que pasaba por mi cabeza era que todavía faltan 10 minutos. Yo me decía: ‘Trate de cuidar su marco, esté atento en todos los balones’. Y cuando el árbitro pitó fue una locura total”, concluyó.

¿Sabía que puede recibir El Boletín Manudo en su correo electrónico de forma gratuita? Para eso, regístrese aquí. ¿Ya se unió al canal de WhatsApp La Nación Alajuelense? Aquí puede hacerlo.
Si desea unirse al canal AlajuelenseLN en Telegram, aquí encontrará el enlace directo. El Blog de Alajuelense, Actualidad Rojinegra, puede accesarlo aquí.
