César Elizondo hoy se dedica a formar talentos. El exjugador del Saprissa y la Selección de Costa Rica ahora vive en Estados Unidos y trata de darle una formación física y técnica a niños con el proyecto Pura Vida Elite Training.
Sin embargo, Elizondo explicó que su carrera deportiva le permitió vivir experiencias impensadas. En la cancha, lo marcó vestir la camiseta del Saprissa, con la Selección jugó una Copa América y tuvo como entrenador a Ricardo La Volpe. Pero, sin duda, la anécdota que nunca olvidará la vivió como legionario.
Cuando César militó en Tailandia, en el Buriram United, en 2013, el exfutbolista presenció una situación que hasta le quitó el apetito.
“Decidí salir a comer con un amigo, entonces, en ese momento nos pusimos de acuerdo para ir al mercado de mariscos. Lo que nunca imaginé fue lo que yo viviría ahí... La cosa es que yo me pido algo sencillo, sin embargo, mi amigo llegó y escogió un pescado que tenían vivo ahí, y cuando veo, es que no lo mataron, sino que como que le quebraron la columna para que no se moviera en el plato y lo pusieron vivo”, contó.

“Entonces, así lo comenzaron a rebanar, pero el pez seguía vivo y así lo sirvieron. Estábamos comiendo y la cabeza del pescado quedó de frente a nosotros, y pasaba moviendo la boca y los ojos, mientras se lo comían. La verdad, yo ese día no pude comer”, agregó.
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Aunque ese episodio fue hace más de una década, el exofensivo no puede sacarse las imágenes de la mente.
Ahora, César recuerda aquella experiencia como una de las tantas que le permitió vivir el balón, aunque él se retiró a una edad ‘temprana’, aproximadamente a los 33 años.
“Hace casi cuatro años dejé de jugar, yo me fui a vivir a Minnesota, me puse a trabajar en un centro de formación en fútbol para todas las edades. Entrenamos a atletas que compiten en equipos, pero nosotros desarrollamos habilidades específicas”, recalcó.
A sus 36 años y ya con una vida hecha en EE. UU., Elizondo explicó que se fue temprano del fútbol porque sintió que el ciclo estaba cumplido.
“No sé si me cansé, porque siempre lo disfruté demasiado. Mi primer partido con Saprissa lo jugué con 17 años, disfruté mucho el fútbol, pero en un momento sentí que ya había hecho cosas bonitas, pero ya tenía la sensación de que no iba a seguir escalando y no quería empezar un ciclo de inestabilidad”, reflexionó.
César fue de las promesas del Saprissa que les tocó vivir la transición de la etapa dorada de Hernán Medford y Jeaustin Campos a la frustración porque el título 30 se negaba.
“A veces hablar ya después es más sencillo. También uno, a medida que va creciendo en edad y experiencia, ve todo diferente. El fútbol de Costa Rica es bueno deportivamente, en estructura falta... El fútbol tico da nivel, al punto que yo fui afuera y me fue bien. Hubo un momento en el que yo creí que la opción de Saprissa no era la correcta, porque no iba a tener minutos, y decidí irme a Tailandia... Si yo me quedaba, se pudieron abrir puertas diferentes y tal vez el futuro hubiera sido otro”, acotó.
El hábil atacante recordó con orgullo cómo Ricardo La Volpe confiaba en sus condiciones, pero le afectó cuando el argentino dejó el banquillo de la Selección.
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“A todos nos gustaría ser Keylor Navas, pero cuando veo para atrás y veo que hice carrera en Primera, que logré estar en dos mundiales menores, que jugué en la Mayor, que jugué en el equipo que todos quieren como Saprissa, pues siento que lo hice bien... Pude venir a abrir puertas en Estados Unidos, eso es una de las cosas que más me gratifica a mí”, finalizó.
César Elizondo espera poder llevar el modelo de trabajo que tiene en Estados Unidos a Costa Rica, aunque su experiencia como jugador lo llevó a un encontronazo cultural en Tailandia, el cual lo marcó para siempre. ¡Pobre pescado!... Siempre recuerda.
