Jody Stewart tuvo todo para ser un jugador de época en el Saprissa y, por ende, en Costa Rica. Con solo 16 años ya entrenaba con el primer equipo morado a mediados de los 2000... Pero no era cualquier planilla saprissista; el zaguero se rozaba con Víctor Cordero, Rónald González, Douglas Sequeira y Gabriel Badilla (q.D.D.G.), todos pesos pesados de la historia morada.
Stewart, por su físico (1.86 m) y condiciones innatas, destacó y empezó a crecer muy rápido; no obstante, la fama y el reconocimiento trajeron una serie de actitudes que, a la postre, le pasaron factura, sobre todo porque él mismo acepta que esto frenó por completo su carrera.
“Se me subió mucho a la cabeza todo. Es que yo desde el colegio ya entrenaba con la Primera. Yo me di cuenta de que había sido ascendido a la Primera División porque un profesor me dio la noticia en clases. Estábamos en un aula y él estaba con un periódico y me dice: ‘Jody, usted ahora va a entrar en el primer equipo porque Douglas Sequeira se va’”, recordó entre risas.

Figura del alto rendimiento del Saprissa, además de promesa del primer equipo y líder indiscutible de la Selección Sub-20 de Costa Rica; esas eran las cartas de presentación del defensa que todo el mundo consideraba el próximo director de zaga del Monstruo y de la Tricolor.
Junto con Jody, un arquero de Pérez Zeledón llamado Keylor Navas iba a su lado, tanto en la Selección como en Saprissa.
“Keylor era de mis mejores amigos, él estaba más centrado. Cuando a uno le dicen ‘no haga, no haga...’. Pues yo tenía un problema, y era que lo hacía. Hubo un tiempo que yo creía que tenía todo ganado, imagínese, era capitán de Saprissa y de la Selección, entonces salía en las noches. Ojo, no es el hecho de salir e ingerir licor, es solo con salir que uno le hace daño a la carrera”, contó.
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Ante esto, las amistades empezaron a florecer en la vida de Jody, quien comenzó a tener ofrecimientos prácticamente a diario para salir a ‘tomarse algo’ o simplemente conversar en un lugar hasta altas horas de la noche.
El exdefensor no escondió que, de siete días a la semana, él salía cinco y casi siempre llegaba a entrenar desvelado.
“Yo no le tomé las palabras a grandes líderes. Gente de la prensa hablaba muy bien de mí, yo pensaba que tenía todo y que iba a ser capitán de Saprissa y la Selección toda la vida... Recuerdo como si fuera ayer un día que Rónald González me jaló y me dijo: ‘Chamaco, bájele a las salidas, cuídese’. Me lo dijo porque una amistad de él me vio hasta altas horas de la noche en la calle”, dijo.
Jody notó que el fútbol le dio una bofetada cuando ya había pasado un lustro de su carrera y no se había consolidado. Tras eso, una ruptura del tendón de Aquiles terminó de hundirlo.
“Después de la lesión, Saprissa me manda a Puntarenas de préstamo, pero yo solo fui a un entrenamiento y decidí acabar la cesión y me vine para Saprissa de Corazón (equipo de segunda división)... Estando ahí, yo vi nacer a José Mena, a Óscar Duarte y a Kendall Waston... En ese momento yo vi en ellos cómo mi oportunidad se me había ido”, profundizó.
A partir de ahí Jody empezó a tener una vida más sana, pero ya era tarde. Con 26 años, Stewart vio cómo Saprissa le presentó un finiquito de contrato y la depresión lo atacó.
“Me llegó una depresión horrible por mi decisión. Jugué en Uruguay dos partidos nada más y dejé tirado el equipo, luego Róger Flores me llevó a Sagrada Familia y también le dejé el equipo al poco tiempo. Al final, hace cuatro años jugué por última vez”, finalizó.
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En la actualidad, Jody encontró su felicidad en la preparación física de atletas en formación. Por ejemplo, uno de sus clientes es Jairo Arrieta (hijo), quien ve aspectos tácticos y físicos con el exjugador y con esto complementa el desarrollo que tiene en las ligas menores del Saprissa.
Jody Stewart era el jugador al quien Carlos Watson, Manuel Ureña y Alexandre Guimaraes le confiaron capitanías de selecciones nacionales. También, el que creció y tenía una expectativa de talento similar a la de Keylor Navas, pero que hoy comprende que la fiesta fue el freno de mano a una carrera que todo el mundo pintaba como de líder de categoría internacional.