
En setiembre del 2024 la cancha del estadio Carlos Ugalde Álvarez, en San Carlos, fue calificada por 25 jugadores como la peor del país, con una nota de apenas 2,6 sobre 10. Además, en noviembre el jugador de Saprissa, David Guzmán, criticó fuertemente el estado del terreno de juego y reclamó al Comité de Licencias de la Federación Costarricense de Fútbol (FCRF) por habilitar el uso de esa gramilla sintética.
El presidente norteño, Luis Carlos Chacón, explicó que el proceso para cambiar el césped estaban avanzado, por lo que lograron obtener una prórroga del Comité para jugar el torneo de apertura 2024 en el Carlos Ugalde. La prórroga ya venció y desde el pasado 29 de enero los Toros no juegan en su casa. El último encuentro fue el empate sin goles contra Alajuelense.
Los trabajos para el cambio de la gramilla comenzaron el lunes 3 de marzo, y deben tardar 90 días. No obstante, en La Nación nos preguntamos: ¿cuánto tendrá que pagar San Carlos por el cambio de cancha? La respuesta rápida es ¢0, pero requiere una explicación más profunda.

El estadio Carlos Ugalde es municipal, por lo tanto, es propiedad del Comité Cantonal de Deporte y Recreación (CCDR) de San Carlos. Esa entidad es la responsable de pagar por el cambio de la gramilla. La Asociación Deportiva San Carlos, dueña del equipo de Primera División, no pagará por el nuevo césped.
Al tratarse de fondos públicos, la compra debe tramitarse por el Sistema Integrado de Compras Públicas (Sicop) mediante una licitación. Ese proceso inició en octubre, cuando el CCDR emitió una solicitud de contratación con un presupuesto estimado de ¢171 millones.
Los toros exigieron que el nuevo césped sintético debe cumplir con las normas internacionales más exigentes, incluyendo la certificación FIFA Quality.
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Una sola empresa concursó en la licitación y obtuvo el contrato. Se trata de Stadium Source, que cobrará ¢138 millones ($267 mil) por desinstalar la gramilla actual, revisar el sistema de drenaje, rectificar la base del césped, instalar la nueva cancha con la certificación de FIFA, instalar las dos porterías profesionales y aportar un manual de mantenimiento anual.
El sistema de drenaje y la rectificación de la base deberán tener una garantía de cinco años, mientras que el césped sintético tendrá ocho años de vigencia. La vida útil de las redes y porterías será de cuatro años; finalmente, la certificación de FIFA se mantiene por tres años.
Los trabajos de remodelación iniciaron el martes anterior.
Como parte del pago la empresa se quedará con el césped sintético actual, valorado en ¢33 millones. Toda esta información consta en el expediente disponible en Sicop.
Por el momento, los norteños juegan sus partidos de local en el estadio Carlos Alvarado, en Santa Bárbara de Heredia, o en el estadio Ebal Rodríguez, en Guápiles.
En setiembre pasado Enio Cubillo, CEO de Turf Managers Specialist (TMS), empresa dedicada a la construcción y mantenimiento de campos deportivos, explicó a La Nación que una cancha sintética puede costar entre $350.000 y $500.000, dependiendo de la calidad del césped, mientras que una cancha natural oscila entre $400.000 y $500.000, según las bases y sistemas de riego.
El experto consideró que las gramillas sintéticas esconden a simple vista su deterioro, propiciando que sus dueños se preocupen menos por el mantenimiento. Por otro lado, el mantenimiento de una cancha natural, que ronda entre ¢2 millones y ¢3 millones mensuales, muestra más claramente los efectos de la falta de cuidado.
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