Víctor Hugo Alfaro lideró el fútbol femenino de Costa Rica durante 20 años, y aunque no pertenece a la dirigencia actual, su nombre siempre genera discusiones, sobre todo porque muchos actores lo ven como corresponsable de lo que hoy sucede en el balompié femenino.
El torneo de Primera División se encuentra a un paso de ser suspendido por las condiciones económicas de los clubes. Incluso, el torneo de alto rendimiento no se inició cuando se debía y su realización es una verdadera incógnita. Los equipos, en vez de crecer, continúan recortando presupuesto.
Jenny González, actual presidenta de Uniffut, tomó el puesto en mayo, pero en la discusión siempre se cuestiona si lo vivido hoy es herencia de la administración de Alfaro.
El exjerarca habló con La Nación, se defendió de los cuestionamientos y aseguró que los equipos han recibido mucho dinero en los últimos años, por lo que no comprende cómo en la actualidad no pueden pagar el arbitraje.
—¿Qué piensa de lo que pasa en el fútbol femenino? ¿Lo dejó usted al borde del abismo?
—Mire, yo cuando salí de la liga femenina le puedo decir que era una organización con presupuestos garantizados para la realización de los torneos. Ahora, una cosa son los equipos y otra cosa es la liga. Yo soy consciente de que la liga está para desarrollar y organizar campeonatos.
Ahora, en 10 años se ha buscado generar recursos; si en una década los equipos no solidificaron su proyecto, pues estamos viendo los resultados de esas administraciones.
Tuvimos un momento importante, pero los equipos apostaron por traer jugadoras de todo el mundo y no se desarrolló la liga menor.
—¿Cómo explica lo que está pasando? Se cae a pedazos el fútbol femenino.
—Pasamos momentos difíciles, como la pandemia. La liga femenina no es un equipo o tres. La liga femenina es todo un proyecto. Me parece que, si los equipos no han podido solventar sus problemas, eso es un problema de los equipos. Me parece que esto que está pasando es exagerado; a los equipos se les dan los patrocinios, los uniformes, el agua, los balones, entonces deberían administrar sus ingresos de mejor forma.
—¿O sea, a usted le sorprende la situación?
—Yo no consideraba que esto pudiera pasar. Oigo a algunos equipos con inversionistas, otros con apoyo del Comité Cantonal, otros fuertes por naturaleza como Saprissa, Limón, Sporting y Alajuelense. Entonces no sé... Ahora le puedo decir que el fútbol femenino no va a desaparecer; es probable que se dé una reingeniería, pero no va a desaparecer porque hay muchas niñas jugando. Ahora hay que pensar que somos pioneros, que hemos hecho dos mundiales y que somos una industria en crecimiento.
—Los clubes dicen que esto es culpa de la Federación por no dejar negociar derechos televisivos; la Federación se defiende y la presidenta de Uniffut (Jenny González) dijo que no es así.
—Los trapos sucios se deben lavar en casa. La junta directiva no mandó un comunicado; lo hizo la presidenta. En algún momento se comentó que no se podían negociar los derechos de televisión, pero yo lo que creo es que la ‘TV’ no quiere apoyar. Si los dejan transmitir de gratis, tal vez lo harían, pero hay que negociar y ver cuál es el punto para generar recursos. Debemos ser solidarios, los grandes y los pequeños, y ver cuál es el mejor escenario.
—¿Esto es culpa suya? Hay dirigentes que están pidiendo auditorías de los dineros que entraron bajo su gestión, como lo dado por FIFA durante la pandemia.
—Yo soy el que voy a pedir auditorías a los equipos porque todos se olvidaron del proyecto con el que afrontamos la pandemia. Se hicieron protocolos y la liga femenina les dio $20.000 a cada equipo por dos años. Eso se liquidaba con facturas que la Federación se dejó con cada gasto. Solo en este último punto se entregaron $160.000. Además, la liga (Uniffut) asumió el arbitraje por dos años de manera consecutiva. También dimos papel higiénico, fumigamos los camerinos, pusimos un fiscal Covid en cada partido; hubo que pagar doctores para hacer los protocolos. Es que esto no fue sencillo.
Hay otro punto que nadie dice, y es que luego del Mundial de Catar 2022, a Uniffut se le dieron $200.000, y esto se dividió en $18.700 a cada equipo. Se les dio ese dinero para que pagaran el arbitraje; esto no fue hace un año, eso fue hace unos meses. Por esto hay que hacer auditoría para ver en qué lo gastaron.
—Según los clubes, la Fedefútbol dijo que el dinero recibido por ir al Mundial de Nueva Zelanda Femenino no tendrá un porcentaje destinado para los equipos de la Primera División. ¿Qué piensa de esto?
—Siempre se ha tomado en cuenta a los equipos. Si vamos al masculino, para Catar, la Liga de Ascenso y Unafut se llevaron la mayoría del dinero. Pero bueno, ahora se piensa diferente; yo lo respeto. Lo que pasa es que hay que tener claro que sin dinero no hay desarrollo. Vea, en 2014 se consiguieron 14 millones de dólares para hacer un mundial aquí, y eso es desarrollo para la disciplina.
Para mí, ellos (los equipos) merecen que al menos de ese $1.5 millones salgan $75.000; se los deberían dar. Ahora, lo que no es justo es que lo señalen a uno.
Yo me fui del fútbol femenino porque era la “semilla mala”, y ahora que no estoy, sigo siendo señalado. El que levante injurias, vamos a los tribunales. Mi nombre en tela de duda no lo voy a permitir.
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—¿Quién le dijo que usted era la “semilla mala”?
—A principios de año, la guerra fue en contra mía porque no estuve de acuerdo en que no estuviera el fútbol femenino en el Comité Ejecutivo. En el plano original del actual Comité se habían dividido las plazas sin incluir a Femenino, Sala y Playa. Doña Jenny González está sentada ahí porque yo peleé por ella; ella debe dar la lucha ahora.
—¿Cómo fue eso de que la “guerra fue contra mí”?
Osael Maroto (presidente de la FCRF) me dijo: “Usted no sigue”. Yo le dije que estaba bien, pero que mantuviera el espacio de fútbol femenino en el Comité. Él me dijo que sí, pero que no lo iba a ocupar yo. Ellos escogieron a tres personas, y al final a la que decidieron poner fue a doña Jenny González, a quien respeto mucho.
—Bueno, pero si uno habla con el ambiente del fútbol femenino, la mayoría dice que usted sigue controlando mucho.
—Yo no controlo Uniffut. Yo defiendo el fútbol femenino, porque costó mucho hacer la organización para perderla. Acá, la única organización que ha surgido es el fútbol femenino. Nosotros hicimos de un deporte que no era nada una organización que tiene primera, segunda, tercera, U-11, U-9, U-12, alto rendimiento y juegos nacionales.
Llamen a Danny Williams en Talamanca para que vean cómo yo mismo iba a dejar los instrumentos para que él desarrollara el fútbol femenino en la zona.
—¿Usted puede asegurar que ya no dirige las decisiones de un sector de la rama?
—Tengo que ver con la organización, porque soy el fiscal. Cuando van por el camino torcido, yo aparezco. No tengo voto, pero vea, dicen que yo sigo metido y la segunda división la maneja un dirigente nuevo. Jenny está de presidenta en Adelife... Entonces yo no estoy manejando nada. Como fiscal, cuando hacen algo incorrecto, lo voy a decir y quedará en actas.
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—¿Usted no ve esto como un retroceso de como ocho pasos o más para la disciplina?
—No, no se está retrocediendo. La Selección de hoy es mejor que la de antes; los equipos de ahora tienen una base juvenil y eso es trascendental. Vi un día un juego de Pococí y Sporting, y tuvo intensidad. El torneo se va a terminar; de eso no tengo la menor duda, aunque sea con cuatro equipos, pero debe terminarse. No puede ser posible que, después de 24 años de hacer torneos, ahora tengamos este problema.
Esperamos que se sienten y reparen lo que está pasando. Ocupamos una reingeniería del torneo; eso está claro.