
El 25 de octubre del 2017, el defensor Seemore Johnson disputó su último partido con Liga Deportiva Alajuelense y nueve días después fue parte de un grupo de ocho jugadores que separó el conjunto rojinegro.
Desde ese momento, la palabra fútbol desapareció del diario vivir de Seemore Johnson, quien vio cómo ninguna puerta se abrió para que siguiera su carrera como futbolista.
Ante este panorama, a sus 26 años, Johnson tomó la decisión de centrarse en concluir su carrera de Ingeniería Civil; solo tiene pendientes cuatro materias.
No obstante, ante la ausencia de ingresos económicos, de un salario que lo sustentó en su paso por Uruguay de Coronado, la UCR y el equipo rojinegro, el futbolista recurrió a su madre para salir adelante.
“Gracias a Dios tengo la mamá que tengo, siempre me apoyó en cuestiones del estudio. La gente se preguntará cómo me financio la comida, el estudio, la vida, pues actualmente estoy dependiendo de ella; siempre he vivido con mi mamá”, detalló Johnson.
En momentos como este es cuando Seemore agradece los consejos de su madre, Ingrid Vargas, quien siempre le dijo que debía anteponer los estudios sobre el fútbol.
La madre del jugador ha sido un pilar importante en su vida. Pese a que solo contó con la figura materna, nunca tuvo problemas para salir adelante.
“Yo fui criado solo por mi mamá, ella es abogada y tiene dos maestrías. Ella me dijo que si quería jugar fútbol, tenía que estudiar. Siempre llevé las dos cosas de la mano, saqué el colegio jugando con la Sub-17. Siempre me inculcaron eso”, explicó el jugador.
Cuando Alajuelense tomó la decisión de prescindir de los servicios del jugador, el propio Seemore sabía que el panorama para encontrar otro club se iba a poner complicado.
Él había sido muy regular en su paso por la Universidad de Costa Rica y el Uruguay de Coronado, donde acumuló 118 partidos en Primera División, pero con los alajuelenses apenas logró estar en siete duelos dentro del terreno de juego.
“Yo tomé un riesgo, yo decidí tomar ese riesgo, era muy regular en la UCR, prácticamente indiscutible en la titular. Yo sabía que cuando llegaba a la Liga, en las condiciones de cuatro años sin ser campeón, iba a ser difícil. Tomé el riesgo porque era un sueño de niño llegar a ese club. No te puedo decir que soy un manudo de corazón”, externó Johnson.
Para Seemore Johnson, un jugador que sale de un equipo grande tiene muchas dificultades para encontrar un nuevo club, pues las pretensiones económicas cambian y no todos los clubes tienen solvencia económica.

El jugador considera que solamente clubes como Alajuelense, Herediano y Saprissa tienen la posibilidad de pagar un buen salario a sus jugadores.
“Cuando uno sale de un equipo así (grande) tiene que bajarse los pantalones para seguir jugando. Ahora lo que se busca son jugadores sumamente jóvenes para formarlos y venderlos”, comentó el exmanudo.
La única alternativa que tuvo Johnson para seguir jugando fútbol fue en San Carlos, cuando estaba en Segunda División, pero no le pareció la mejor alternativa a él y a su agente Juan Vicente Carvajal, pero aún no da por finalizado su capítulo en el fútbol.
“Ya tengo dos torneos de no estar jugando profesionalmente. Estoy tranquilo, tengo la oportunidad de aprovechar alguien que me puede financiar los estudios. Anuentes a no cerrarle las puertas al fútbol totalmente, pero concentrado en el estudio”, expresó.
El jugador explicó que aprendió mucho de Benito Floro en su etapa en Alajuelense y está muy agradecido por haber confiado en sus capacidades deportivas.
El futbolista tuvo la confianza del español para jugar en la serie de octavos de final de la Liga Concacaf ante el Olimpia de Honduras.
“A mí me llevó Benito Floro, con él aprendí muchísimo, pero él es un señor que en verdad sabe. Él me hizo crecer bastante, me hizo ver cualidades que tenía en mí que tal vez no estaba explotando”, finalizó.
