Llegó a Cartaginés siendo un niño que soñaba con jugar con el equipo de su provincia, se veía llegando a Primera División, corriendo en el Fello Meza, tirando sus gambetas y dándole el título a los brumosos. Pasaron décadas y no solo llegó, sino que se convirtió en un referente histórico y aunque le costó 38 años de su vida, lo logró.
Paolo Jiménez, volante del Cartaginés, tuvo la despedida que tanto añoró y se va del fútbol como campeón.
El 6 de julio del 2022 acabaron todas las maldiciones, los mitos y se soltó un grito contenido desde 1941. Justo el 6 de julio y con un llanto que casi no lo dejaba hablar, Jiménez dijo no más: “me voy por la puerta grande, soy campeón y hasta acá llegué”.
“No sé ni que decir, es mucho el sentimiento que tengo... Hasta acá llegué, salgo por la puerta grande del equipo y me voy como tiene que ser, como campeón con Cartaginés”, comentó entre lágrimas el veterano.
Lo más increíble de todo es que el volante regresó de Bolivia, donde también logró la meta de ser legionario y sin importar que participó poco en el Torneo de Clausura 2022 aportó toda su experiencia, orientó a los jóvenes y terminó en el campo de juego para sellar el gane ante Alajuelense y bordar la estrella cuatro de los centenarios.
Incluso, Paolo realizó un homenaje en su última temporada a Leonel Hernández y portó el número 11 que estaba retirado y pertenecía al Billarista. Sin duda que fue un digno representante de una camiseta de ese peso.
“Esto es para la provincia, para esta institución y es que nadie está por encima de este club. Feliz cumpleaños a Fello (Meza). Usé la camiseta 11 de Leonel Hernández y no podía ser mejor, me voy de este equipo saliendo por la puerta grande. Esto es para Rándall Brenes que es un ídolo, para Claudio Ciccia y muchísimos más, no puedo nombrar a todos porque son muchos lo que lo intentaron y lo quería, pero hasta hoy se nos dio”, destacó el mediocampista.
Jiménez le dedicó el cetro a su amigo de mil batallas, Rándall Brenes, recordó a Claudio Ciccia, a Danny Fonseca y a tantos futbolistas que lo acompañaron en sus 20 años como jugador y que no pudieron consagrarse.
Jiménez se describe como un afortunado y es que quedará inmortalizado y su nombre se escribirá con letras doradas en el equipo de sus amores. Campeón, líder, referente y encargado de levantar la copa que acabó con lo que se llegó a considerar una maldición.