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Darío Alfaro duró unos seis meses alejado del fútbol, pero hoy es una pieza clave en Marineros de Puntarenas. Fotografía: Cortesía
Dicen que solo los ríos no se devuelven, máxime cuando se trata de fútbol.
Esa frase popular tan aplicable al balompié calza como anillo al dedo para el caso de Darío Alfaro.
Fue a mediados de febrero cuando La Nación contó la historia de un futbolista formado en el semillero manudo que optó por el retiro un año después de su salida de Alajuelense.
Era lo que él estaba viviendo, en un momento en el que sus declaraciones dejaban entrever que no quería saber nada del deporte al que había dedicado la mayor parte de su vida.
Alfaro hizo todo el proceso de liga menor con los rojinegros, pero no se consolidó con el primer equipo.
Había estado en el Once de Abril, en la Segunda División, donde fue capitán. Su rendimiento en esa época provocó que de nuevo fuera tomado en cuenta por Alajuelense, pero al volver, jugó muy poco.
En el Apertura 2019 tan solo sumó 6 minutos con Andrés Carevic.
Al salir de la Liga, el zaguero se marchó a la Liga de Ascenso con Sporting FC y ahí vivió la experiencia de ascender a la máxima categoría. Cuando ese club subió a Primera, le costó y cuando hubo un cambio en el banquillo, José Giacone decidió no contar con él.
No le salió ninguna opción y fue cuando se inclinó por alejarse de esa carrera por la que tanto había luchado desde niño.
Estaba en un claro divorcio con el fútbol, pero tampoco se atrevía a hablar de un punto final, a pesar de su confesión de que ni siquiera veía partidos.
Mostraba un distanciamiento total del fútbol, algo que con sus propias palabras definió entonces como que ponía un punto y coma, porque no sabía qué podía suceder tiempo después.
Quizás era un presentimiento, de una llamada que recibiría más adelante, de alguien con carisma que lo convenció a salir del retiro.
“Estuve alejado aproximadamente cinco o seis meses, fue un torneo completo. Sucede que el profesor Mauricio Montero tomó las riendas de Marineros y él es quien me contacta. Hablamos un poco, hablamos de muchas cosas, no solo de fútbol, sino también de la vida. Hablé con mi familia, le hice mucha mente y opté por tomarle la palabra”, expresó Alfaro a La Nación.
Chunche quería rescatar a ese defensa que conoce a ojos cerrados y sabía que si hacía el intento, lo más probable era que el jugador cambiara de parecer.
“En su momento me ayudó muchísimo y sentí que tenía que devolverle cierta parte de la ayuda que él me dio y decidí regresar al fútbol gracias al profe Mauricio”.
Aún no sabe cómo hizo Montero para convencerlo de echar marcha atrás en su decisión.
“Soy sincero, no quería saber absolutamente nada de fútbol, como le había contado en ese tiempo yo no veía ni partidos, estaba alejado del medio totalmente, estaba enfocado en otras cosas, en el estudio, en el emprendimiento del gimnasio y por mi mente no pasaba regresar al fútbol; pero una llamada del profe Mauricio uno tiene que valorarla y así lo hice”.
Alfaro desempolvó los tacos, comenzó la preparación y desde que empezó el Apertura 2021 de la Liga de Ascenso se volvió uno de los hombres más regulares de Marineros.
“El primer partido que jugamos de manera oficial fue contra Escorpiones en el Estadio Rafael Bolaños y le soy sincero, me sentí igual o muy parecido al día que debuté. La verdad es que estaba un poco nervioso, un poco ansioso, me pasaban muchas cosas por la cabeza, pero si de algo me sirvieron estos seis meses es que siento que a hoy le volví a tomar amor al fútbol y amor al sueño que tenía en ese entonces”.
Hoy se siente más enfocado que nunca en la meta que tiene y está convencido de que ese respiro le sentó muy bien.
“Estoy trabajando en todo lo relacionado al fútbol, en todos los ámbitos, de la manera más integral posible. En los partidos que llevamos los he jugado todos, no he salido ni de cambio, incluso ya hasta un gol anoté. Creo que la vuelta me ha hecho bastante bien”.
Un segundo aire
Ser parte de Marineros es una experiencia diferente para Alfaro, quien viaja todos los días para entrenar en el Puerto.
“Tengo la ventaja de que el profe Mauricio vive relativamente cerca de mi casa, él está viajando. Con nosotros también juega Yoser Montero, que es el hijo de Mauricio y ahora también se incorporó Josimar Gómez que pertenece a la Liga pero está a préstamo. Somos cuatro y lo que hacemos es que nos alternamos el carro un día y estamos viajando”, contó.
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El defensa central Darío Alfaro ha jugado todos los partidos hasta el momento con Marineros de Puntarenas. (Marineros de Puntarenas)
La travesía para llegar al entrenamiento dura como una hora con quince minutos. Lo mismo aplica para el regreso.
“Al final no es tantísimo. Ahora me faltan horas en los días, sí es un poquito difícil porque estoy estudiando nutrición, estoy con el emprendimiento, en las mañanas fútbol, estoy entrenando en el gimnasio porque yo también tengo que hacer mi rutina, estoy haciendo dieta, son muchas cosas y a veces me faltan horas, pero estoy orgulloso de mí mismo, de poderlo lograr”.
Él sabe como trabaja Chunche y el técnico conoce lo que él le puede dar.
Alfaro recordó que la primera vez que Montero lo dirigió fue en el alto rendimiento y que salieron campeones ese año.
“En el torneo que yo jugué de titular en la Liga, él era el asistente de Wílmer López. Después me lo topé de nuevo en el Once de Abril y ahora aquí en Marineros”.
Sin pensarlo mucho, asegura que su regreso al fútbol se dio gracias a esa llamada y a que fue él quien lo buscó.
“Después de que él me llamó, me salieron dos o tres equipos más cuando se dieron cuenta de que yo iba a volver, pero yo ya había hablado con Mau. Aunque me ofrecieron incluso un poco más de plata, la palabra se la había dado a él y no iba a cambiar de decisión con respecto a eso”.
Reitera que los dos se conocen bastante bien y pienso que “él sabía que incluso yo con un torneo sin jugar le iba a aportar no solo en la parte futbolística, sino en la parte humana. Creo que él se sintió feliz porque me convenció”.
El fútbol hoy los tiene juntos de nuevo, en otra experiencia, con Marineros de Puntarenas.