Goleada no es escarmiento para jugadores de Saprissa

Expresiones como “vamos bien”, “por ratos jugamos de tú a tú” y “nos dará muy buenos réditos”, más propias de quienes tiunfan que de quienes salen goleados y eliminados, se repetían en uno y otro saprissista a la salida del camerino en el estadio de Tigres.

Casi una hora después del 5 a 1 que dictó la eliminación del torneo de la Concacaf, los jugadores no daban muchas muestras de haber recibido una paliza. Se admitían dolidos, sí, por el resultado, pero siempre con una frase que parecía paliar de inmediato cualquier pena. “No los veo cabizbajos”, señalaba a cada uno de los entrevistados el periodista de Radio Columbia, Anthony Porras. Se lo decían los gestos. Lo confirmaban las palabras.

Ricardo Blanco, Randall Leal, Rubilio Castillo, Michael Barrantes... Todos parecían coincidir. Pocos lamentos, frecuentes elogios al atrevimiento mostrado, no menos certezas de ir en el camino correcto, más allá de esos errores que equipos como Tigres “te los hacen pagar”, dejaban claro cómo decidió el camerino digerir lo sucedido en el Volcán.

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Lejos de mostrar dudas sobre el estilo de juego promulgado por Wálter Centeno, ese con el que perdieron la pelota en el medio campo cuando el equipo estaba más posicionado para el ataque que para la defensa, los saprissistas se expresaron esperanzados por lo conseguido, las llegadas al área del rival, las “buenas posesiones de balón” y las “buenas jugadas”, en declaraciones de Michael Barrantes o, parafraseando a Ricardo Blanco, el logro de jugar al “toque-toque” por ratos.

El mismo Blanco recordaba que en otras ocasiones "nos hemos llevado goleadas iguales —posiblemente hablaba de los clubes ticos en general— y no tocábamos el marco rival".

A partir de la vivido, Saprissa prefiere hablar del “sí se puede” que de el “no se pudo”. Se esperanza con el juego de tú a tú hasta la llegada del primer gol, en el minuto 15, ese accidente en el que el guardameta Aarón Cruz sale a los linderos del área a estrellarse con su compañero Aubrey David, cuya devolución de cabeza, autogol a la postre, delata que imaginaba a su portero unos cuantos metros más atrás.

Ese accidente marcó en parte el juego, según Michael Barrantes. El zaguero no esconde los errores del cuadro morado, pero como todos los compañeros que se detuvieron ante el micrófono de Columbia, su análisis no detiene demasiado en el yerro propio antes de pasar al gran poderío de Tigres, un equipo con capacidad para hacer daño donde otros conseguirían mucho menos frente al cuadro morado.

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“Ante este rival...” “Tenemos que aprender: ellos juegan con una intensidad increíble...” “Equipos como este si te equivocas te lo hacen pagar...” son frases que enfatizan la presencia de un adversario poco común, de nivel superior, al tiempo que sugieren menores consecuencias ante los cuadros del campeonato costarricense, donde Saprissa espera seguir puliendo su fórmula.

“Si hacemos ese juego, con más intensidad, nos dará muy buenos réditos en el campeonato nacional”, señaló Barrantes.

A Saprissa solo le queda eso, lo local, el Clausura 2019, aunque no como un ‘a más no haber’, a juzgar por las declaraciones, sino como la vía para regresar al torneo de la Concacaf, enfrentar nuevamente a rivales como Tigres y demostrar cuán pulida estará la idea de juego.