
Seemore Johnson fue mundialista con Costa Rica a nivel menor, por lo que fue uno de los principales prospectos a seguir del fútbol tico; sin embargo, su carrera deportiva se acabó a los 27 años, cuando una depresión y episodios de ansiedad lo atacaron al tener que digerir que el fútbol llegó a su fin.
Seemore no se quería retirar. Un joven que ni siquiera llegaba a los 30 se cuestionaba cómo se quedaría sin equipo, no obstante conforme pasaron los días fue comprendiendo el camino que debía seguir; el gran obstáculo fue digerir esa decisión.
“Mi último equipo fue la Liga en 2017, cuando salí de la Liga tenía que poner en una balanza todo, porque era un equipo grande y de la forma en que salí sabía que eso representaría un golpe fuerte, porque debía comenzar de cero”, afirmó.
Johnson fue claro que él pasó por un periodo de negación, aunque muy en el fondo de su ser, siempre fue consciente que con su partida de Alajuelense, todo se había acabado. También la forma en que se dio la salida representó un fuerte golpe, porque al final del torneo lo que se decidió es que los ocho refuerzos que había llevado Benito Floro, entre ellos él, debían irse.
“Actualmente hoy por hoy estoy feliz, completo, pleno, mi familia me respalda, estoy muy bien, pero en el momento que decido dejar el fútbol me sentí perdido, abrumado, no sabía quien era, me negaba y entrenaba como tonto para nada porque no sabía que iba a pasar, fue duro y tuve episodios de depresión y ansiedad”, detalló.
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“No me da vergüenza decirlo, empecé a ser fiestero y me negaba a entender que ya no iba a jugar más. Empecé a desviarme, pero cuando ya vi que ese no era el camino pues fue cuando yo dije: ‘voy a agradecer lo que tengo, a disfrutar de lo que puedo lograr y le puse un montón a la universidad y saqué la licenciatura, yo la tesis la saqué en cuatro meses, cuando me daban de seis meses a un año para hacerla. Entonces toda esa hambre deportiva pues la trasladé a la parte académica”, añadió.
Pese a que como manudo, este coronadeño cumplió un sueño, lo cierto es que también enfrentó el momento más complejo de su vida.
“En la Liga estuve feliz, realizado, nunca había estado tan bien, pero la presión de un equipo mediático hace que si no tenes buen rendimiento grupal pues se tomen decisiones, estuve menos de un torneo corto, y la salida fue tan decepcionante que dije: ¿Qué voy a hacer?”, recordó.
Después de un periodo de reflexión, el zaguero dio a conocer que decidió poner su vida en una balanza y fue cuando llegó a la conclusión que desarrollarse como ingeniero civil era lo que debía hacer.
“Mi vida cambió por completo con el paso por Alajuelense, sobre todo en el aspecto personal y a partir del momento que yo quedo fuera ahí descubrí la vida verdadera. Yo me encontré con quien era yo, no sabía quién era, pasé un periodo de ansiedad - depresión, pero me formé como persona”, puntualizó.
Seemore manifestó que él mismo se sorprendió cuando Alajuelense se interesó en él, sobre todo porque la contratación se hizo en una semana.
“Hasta a mí me sorprendió, me acuerdo que estaba en la cama viendo tv con mi exnovia, era un día cualquiera, recibo una llamada de Juan Vicente Carvajal, me cita en Plaza América y nos vemos para decirme que me quería un equipo grande... A los dos días estaba negociando y a los tres fue la presentación. De un pronto a otro tenía 200 mensajes en el teléfono”, revivió entre risas.

El defensor señaló que cuando partió de la Liga sintió mucha frustración porque él había invertido mucho en poder rendir como rojinegro.
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“Yo hice sacrificios, yo soy de Coronado, yo alquilé un apartamento en Alajuela para estar más cerca del estadio, no matriculé la universidad, invertí más de ₡300.000 en productos de alto rendimiento para solo durar 5 meses”, mencionó.
Hoy este ingeniero civil que es director en la Municipalidad de Moravia es claro en aceptar que de aquella experiencia solo tiene recuerdos positivos y enseñanzas que hoy lo hacen sentirse un hombre realizado, aunque esté lejos del fútbol.
“El fútbol es cansado, abrumador y hay que sacrificar mucho, yo tenía 26 años y no sabía lo que era una fiesta. Gracias a Dios, el apoyo de mi madre pues pude salir adelante”, finalizó.
