Buenos Aires
Finalmente se concretó el pase de Pedro, del Barcelona, al Chelsea. El Barça le vendió su delantero suplente en 27 millones de euros ($30,7 millones), más otros 3 ($3,4 millones) en variables. Las variables pueden ser cantidad de partidos que juegue, títulos que gane o goles que anote. River acaba de transferir a su pilar defensivo (un líder de manada) Ramiro Funes Mori al Everton por $8 millones. Porque el Everton tiene casi colocado en el Chelsea a su zaguero John Stones en 55 millones de euros ($62.634.000). Venden por mucho allá; compran por poco acá.
Mes y medio atrás, el Betis arrojó la caña y estuvo de suerte: pescó a Germán Pezzella, otro excelente zaguero riverplatense de 1,87, gran temperamento y buen juego aéreo por apenas $2.562.300, claro que solo por el 50%, River retuvo la otra mitad. Si funciona bien, como es de esperar, el Betis puede negociarlo en uno o dos años por 25 ó 30 millones. A dos semanas de coronarse campeón de la Libertadores, River se desinfla: el centromedio Matías Kranevitter está en España firmando su pase al Atlético de Madrid: 8 millones de euros por el 60% de la ficha. Pero el Atleti ya le puso una cláusula de rescisión de 40 millones. El que lo quiera, deberá pagarle eso. En el caso de River se entienden las ventas: el club está tratando de reflotar el hundido barco de su economía. El presidente D’Onofrio asumió en diciembre de 2013 heredando una deuda de $44 millones; hoy ya casi está saneado.
Vélez vendió otro zaguero, Nicolás Otamendi, al Porto en cerca de $10 millones, ahora el Valencia se lo cedió al Manchester City por $51.246.000. El Villarreal se llevó al goleador Luciano Vietto, de Racing, tremendo pichón de crack, por una bicoca: 5,5 millones de euros. Se fue con 20 años. En su primera campaña marcó 20 goles y lo pasaron al Atlético de Madrid en 20 millones de euros. Tiene todo: clase, guapeza y gol. Al menos Racing se quedó con 20% de la ficha.
Es bonito hacer negocios con Suramérica, buena calidad y precios bajos. Parece el lema de un supermercado, pero es lo que ofrece el benigno fútbol autóctono. El 31 de agosto cerrará el ya agitadísimo mercado de pases europeo, en el que ha habido cientos de traspasos. Y con precios estratosféricos. Allá nadie regala. Como muestra, vaya el de Di María: se fue del Manchester United por su pésima temporada y lo recibió con los brazos abiertos el Paris Saint Germain poniendo 63 millones de euros.
Real Madrid anunció la renovación de Pepe por otras dos temporadas. Y el Atlético celebró con trompetas la de Diego Godín hasta 2019. O sea, tiene capitán, garra y juego de alto por cuatro años más. Para 2019, el uruguayo ya tendrá nueve años en el club y será un ídolo colchonero. En Europa lo entienden: lo más valioso de esta actividad es el futbolista; si es bueno, hay que preservarlo. Y si se tiene que ir, que se justifique en caja.
Comprar derechos de TV también es una delicia en Suramérica. Los venden por monedas. Y los clubes, felices. Como en tiempos de la Conquista, damos oro por espejitos. En el caso de Conmebol, como lo reveló el FBI, hay que poner unos pesitos por fuera, pero aún así es un negocio fantástico.
En medio de tanto subdesarrollo (nuestro) es refrescante escuchar la palabra de Marcelo Tinelli, quien muy posiblemente sea el nuevo presidente de la AFA. Y aunque ahora es vicepresidente tercero, ya manda: anunció que quiere rever y optimizar todos los contratos, de televisación y de patrocinios, explotar la marca Messi, mejorar los estadios, la iluminación y el campo de los mismos, embellecer el producto que se ofrece, hacer más eficiente todas las áreas. Pronuncia palabras como auditoría, transparencia, licitación… Después de 35 años de oscurantismo y chanchullos grondonistas, suena prometedor.
Pero el fondo de la columna era otro. El pase de Pedro al Chelsea echa un manto brumoso sobre las posibilidades de Falcao y de Cuadrado en Stamford Bridge. Además, desnuda la patética estrechez del plantel del Barcelona, que puede armar un buen once para salir al campo, pero virtualmente no tiene banco. Y hasta enero no puede incorporar por la sanción de la FIFA. Bravo, Alves, Piqué, Mascherano y Jordi Alba; Rakitic, Busquets, Iniesta; Messi, Suárez, Neymar. Suena lindo, pero si se le resfría uno, no hay a quién poner. Baja muchísimo su potencial. Le quedan apenas Mathieu, Adriano y Bartra como discretas alternativas defensivas. Pero ni un solo volante, tampoco ningún delantero por si hay lesiones o suspensiones.
Bueno, el DT puede recurrir a Rafinha, Munir, Sandro, Douglas, Sergi Roberto, pero están para el Numancia o el Alcorcón, no para el Barça . El actual campeón de España y de Europa no tiene más que lo puesto. No hay un juvenil mínimamente potable para jugar 20 minutos en un segundo tiempo. Parece imposible, con tantas competiciones, que pueda mantener el ritmo ganador. Y es muy difícil que Messi vuelva a tener una temporada tan fabulosa como la anterior. Luis Enrique quiso jugar al gran entrenador frente al Athletic de Bilbao en el País Vasco haciendo recambio (¡recambio en el segundo partido de la temporada…!) Perdió 4 a 0 y se le escurrió la Supercopa de España. Es un buen once el Barça , pero no llega a ser ni buen doce.
“El ocaso de La Masía” tituló Marca el viernes último, en alusión a que lleva años el Barça sin sacar un valor del semillero. El barcelonés Sport respondió: “Florentino (por el Madrid) lleva gastados 150 millones en suplentes”. Sí, pero los tiene. Para cada puesto hay dos buenos en el Bernabéu, y eso a la larga debería prevalecer.