Alexander Robinson estuvo en el olvido. Vio cómo su carrera deportiva se truncaba. Pensó que no volvería a jugar fútbol, tampoco a levantar un título, pero siempre tuvo fe. En 365 días su vida dio un giro. Luego de que en agosto del 2017 volviera al jugar con el Municipal Grecia, el defensor volvió a levantar un cetro y hoy goza de regularidad.
Llegó un punto de inflexión donde se quebró. Ese momento justo en el que las cosas empezaron a salir, después de un castigo que le impedía incluso entrenar. Pero entonces, el Tribunal Arbitral del Deporte (TAS por su siglas en francés) anuló la sanción de cuatro años impuesta por la Federación de Fútbol Guatemalteca.
El tema quedó atrás, Robinson jugó con los griegos, pocos partidos le bastaron para ponerse la banda de capitán y en seis meses regresar al Deportivo Saprissa, club en el que se coronó campeón el semestre pasado y en la actualidad es titular.
El tiempo se encarga de poner las cosas en su sitio y el fútbol da oportunidades, las que Robinson no desaprovechó.
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“Ahora veo el fútbol más diferente por las razones que ya se sabe que pasé, quiero disfrutar más, cada vez que salgo a un entrenamiento le doy gracias a Dios por permitirme jugar fútbol. El no estar ahí es bastante duro, da mucha tristeza y que él me permita jugar y tener entrenamientos y que sea en Saprissa ni para qué”, comentó el defensor a La Nación.
En esos momentos donde todo se nubla, Robinson sabía que esa experiencia tenía que traer un propósito. Le buscó el lado positivo, aunque en su momento fuera cuestionado.
"Tuve que trabajar mucho la mente, fue muy complicado, no tenía chance de entrenar con algún equipo, es muy complicado, estaba en el olvido para todos, pero siempre tuve fe, cuando se aproximaba el juicio tuve fe", externó.
Incluso, revela que nunca imaginó regresar a la Cueva para jugar con el Monstruo. Sí lo tenía en mente, pero más como un anhelo que otra cosa. "No lo esperaba tan pronto y aquí estamos de nuevo".
En este tiempo en la institución, Robinson también ha recibido las críticas de los aficionados. El central reconoce que es la realidad que deben enfrentar los defensas cuando las cosas no salen.
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“Es normal, eso no solo se da en Costa Rica sino a nivel mundial, se critica más a la defensa. No se puede fallar en una sola acción porque en una pueden marcarnos un gol y cambia el partido. El delantero tiene más oportunidades, puede fallar una o dos que si al final mete una de las cinco o seis, al final celebra. La defensa es más difícil”, señaló.
El zaguero es el estelar junto a Alejandro Cabral, con quien dice entenderse a la perfección en los trabajos de lectura de la jugada. "Estamos bien, cada vez que no recibimos goles nos sentimos bien, esperamos seguir así".
Robinson desea el bicampeonato, pero también aspira a una meta personal más: “Deseo que cerremos el torneo como los menos vencidos”.