Cuando Javier Delgado empezó a escrutar los videos de Ariel Lassiter pudo llegar a una conclusión que lo convenció de traerlo a la Liga, en su papel de gerente deportivo.
"El muchacho fue armado para ser un atleta. Podría practicar cualquier deporte", dice Delgado, sobre el jugador más estable de la Liga en la fase regular, pero ausente en la recta final.
Lejos de ser el ‘velocista’ influyente que participó en la mayoría de jugadas ofensivas de Alajuelense, Lassiter se desplomó en los duelos frente a Herediano, víctima del dobleteo y el eficiente cerrojo de Team, capaz de doblegar al extremo y reducirlo a poco o nada.
El bajo desempeño del jugador de 25 años obligó a su técnico Andrés Carevic a sacarlo del once en el primer duelo de la gran final, cuando era imprescindible en su esquema.
La caída en el protagonismo de Lassiter coincide con la falta de gol de la Liga, que ya acumula tres partidos sin anotar, después de perforar las redes en todos los juegos de la primera fase.
A Carevic no le quedó de otra que variar la fórmula ofensiva y reacomodar su librillo en el primer enfrentamiento de la gran final, después de sacarlo de cambio en el duelo de vuelta de la final del Apertura, que concluyó 0 por 0, con un escaso aporte del jugador.
Antes de la expulsión de Júnior Díaz, Alajuelense plasmó en la cancha una propuesta más centralizada, con buena posesión y, en ocasiones, un tránsito vertical por el carril central.
Sin Lassiter, el fútbol de generación recayó en Alex y Anthony López, sin que al final se pudiera expresar del todo el funcionamiento, a causa de la expulsión, que obligó a recomponer.

Apagado. Es evidente que el Team limitó la principal fortaleza del jugador manudo: la velocidad con espacios. Reforzar la marca en su carril y colocar un lateral rápido como Keysher Fuller fue suficiente para impedir las descolgadas y los centros punzantes por izquierda.
Todo esto sumado al poco protagonismo del catracho López, un socio de extrema incidencia en la premisa de Lassiter de recibir balones filtrados que le permitan llegar a línea de fondo.
Además de los aciertos rojiamarillos, Delgado cree que cuando un jugador utiliza siempre las mismas armas, debe comprender que en algún momento lo van referenciar. Por eso es tan necesario trabajar en otros recursos para no volverse predecible.
"Hay que dotarlo con más argumentos, que no solo vaya por fuera, sino que haga diagonales hacia adentro, paredes cerca del área y que retroceda al mediocampo", agregó el técnico.
Por ahora, no lo ha conseguido.
Pese a sumar 25 partidos, 12 goles y 2.122 minutos en cancha durante todo el torneo, fue el tercer cambio del cuerpo técnico rojinegro en el último partido, disputado en el estadio Rosabal Cordero. Ingresó como revulsivo al minuto 85′, en lugar de Anthony López.
El argumento del jugador para explicar el poco peso en esta final es más bien una excusa.
"Siempre que recibía la bola ellos se echaban para atrás, porque sabían que siempre les voy a ganar en velocidad, que nadie se puede quedar conmigo", dijo Lassiter, después de que los rojinegros igualaron en casa (0-0), en la final del Apertura.
El siguiente partido lo miró desde la banca.
A falta del juego decisivo en el Estadio Alejandro Morera Soto y con la necesidad de equiparar la serie después de perder 1 por 0 en la ida, a la Liga le urge recuperar a su jugador más estable, un fantasma.
