Alajuela. El domingo, ante Herediano, Jorge Davis fue titular en un puesto ajeno..., tan ajeno que no quería jugarlo.
Sin embargo, no le quedó más que jugar de central por dos razones: primera, el equipo lo necesitaba con urgencia; segunda, lo ordenó el cuerpo técnico
“Él no quería jugar ahí, pero le dijimos: ‘Davis, tiene que jugar ahí’. Es la carta que teníamos y nos estábamos jugando la vida”, comentó ayer Mauricio Montero, asistente técnico de los manudos.
“Tuve tres días para trabajarlo. Me costó, me metí intenso, me quedé el sábado –fue con el único con el que me quedé antes de irnos a la concentración– para el juego aéreo, para los achiques en el área”, recordó Montero.
El jueves por la tarde, una inflamación en una rodilla sacó a Kenner Gutiérrez de la formación titular y obligó al cuerpo técnico a recomponer el centro de la zaga.
La primera opción fue otro volante central, Juan Gabriel Guzmán; sin embargo, comentó Montero, no llenó las expectativas.
“Fueron dos o tres días de estar conversando, de que me preguntaba acerca de movimientos, de que esto le costaba. Darle la seguridad es lo que la gente no ve”, agregó.
Montero aseguró que tomó el ejemplo de Carlos Mario Hidalgo, quien en 1991 no era de la confianza del cuerpo técnico manudo de entonces, pero fue estelar en la final que le ganaron a Saprissa.
“De ahí me agarré. A veces a los muchachos hay que tocarles el ego. Él respondió”.
Davis aseguró que él solo aportó un grano de arena el domingo y que “hace un tiempillo” ya le habían hablado de jugar ahí: “Es un puesto de gran responsabilidad, él (Montero) me explicó muchas cosas.
“Sentí ‘mariposas en el estómago’ por lo importante y por tanto tiempo sin jugar. Dios sabe por qué hace las cosas, uno trabaja con fe y humildad”, apuntó Davis.