PARIS (AFP) - El Tour de Francia 2007 saldrá el sábado de Londres seguido por la sombra de los casos de dopaje en el ciclismo, en una carrera de tres semanas en la que los científicos temen ver surgir nuevos productos capaces de superar el verdadero arsenal de controles establecido.
Desde que la ronda gala vive al ritmo de los escándalos, nunca se habían superpuesto tantos casos en una misma edición. Hay algunos que están siendo instruidos, como el del último ganador, Floyd Landis, o la 'Operación Puerto'.
También están las infracciones prescritas pero emponzoñadas como las de Bjarne Riis o los supervivientes más o menos arrepentidos de la era Telekom, y bombas que pueden explotar en cualquier momento, como los resultados de los recientes controles selectivos que pronto se darán a conocer.
Los 189 ciclistas del pelotón correrán durante 21 días sobre un polvorín.
Salvo que haya una poco probable sorpresa de última hora, esta 94ª edición del Tour partirá además sin campeón moral.
Aunque la Agencia Antidopaje de Estados Unidos (USADA) debía declarar antes del 7 de julio a Landis culpable de dopaje con testosterona, sin duda retrasará el momento de perder el maillot amarillo de 2006 apelando ante el Tribunal Arbitral del Deporte (TAS).
Otro tanto sucede en la 'Operación Puerto'. Pese a la firma casi obligatoria para los corredores de un compromiso en contra del dopaje en el que declaran no estar involucrados en el escándalo destapado en España, hay una duda razonable sobre la participación de presuntos ex clientes del doctor Eufemiano Fuentes.
Algunos protagonistas del caso Telekom, que se remonta diez años atrás pero se ha conocido estas últimas semanas, probablemente estén presentes, empezando por Bjarne Riis, mánager del equipo CSC.
Pero la verdadera bomba de relojería se puso en marcha en las últimas semanas, cuando la Unión Ciclista Internacional (UCI) apuntó a media docena de corredores de primera plana, tres de ellos bautizados "Men in black" (hombres de negro), según declaró a la AFP la responsable antidopaje, Anne Gripper.
La posibilidad de que se conozca antes del Tour el resultado "no negativo" de los controles sin previo aviso a que fueron sometidos pone en ellos todas las miradas, aunque no se conozcan sus identidades.
Los controles no serán más numerosos que en 2006, unos 150, pero sí más "inteligentes", dirigiéndose a los corredores en función de su comportamiento sospechoso o de sus análisis de sangre anormales.
Como cada año, los 189 participantes dieron este jueves una muestra de sangre que servirá de base para los posibles controles inopinados. Si ese test muestra alguna anomalía, dará lugar a un seguimiento del corredor, que será sometido al menos a un control, al que se sumarán todos los demás posibles.
Todo lo sucedido en el último año ha demostrado que los controles no son la panacea de la lucha contra el dopaje. Aduaneros y policías se han convertido en los verdaderos 'sheriffs' del ciclismo.
No han desaparecido la EPO (eritropoyetina), las transfusiones o los esteroides pero el dopaje se ha modernizado. "Se acabaron los cientos de botes de EPO en el maletero de un coche. Ahora las microinyecciones permiten tener una logística más ligera", dice Pascal Gorin, ex comandante de la brigada de estupefacientes.
La hormona de crecimiento podría ser la triunfadora en 2007. El método para detectarla no estará listo hasta dentro de unos meses, con lo que puede conocer una impunidad como la que disfrutó la EPO a finales de los 90.
Además, una nueva generación, Dynepo, no reacciona igual de bien a los controles, por no hablar de la insulina, cuando se ignora si intentarán detectarla durante este Tour.
Casi legalizados en la práctica mediante las autorizaciones de uso terapéutico (AUT), los corticoides y los beta2agonistas (contra el asma) se han convertido en sustancias de uso tan corriente que el año pasado el 60% de los corredores controlados disponían de una AUT que les eximiera de un positivo.
© 2007 AFP
