El plenario de la Asamblea Legislativa estaría capturado en una sola discusión, la del proyecto de jornadas 4-3, durante casi siete meses, lo que implicaría que los diputados estén todavía en ese mismo trámite más allá de las elecciones nacionales, que se realizarán el 1.º de febrero de 2026.
Así se desprende del cálculo realizado por La Nación, con base en la cantidad de mociones de fondo pendientes de tramitar, sus correspondientes mociones de revisión, así como el tiempo promedio que pasa entre votación y votación.
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Dicho cálculo no toma en cuenta que los diputados se irán a vacaciones el 19 de diciembre de este año y regresará a labores el 12 de enero de 2026.
El jueves pasado, a las 7 p. m., se votó la moción 184 de fondo sobre el expediente 24.290, de jornadas excepcionales. La iniciativa plantea que los empleados de varios sectores productivos deban laborar cuatro días, durante 12 horas, y tengan tres libres.
Actualmente, quedan por conocer 2.380 mociones de fondo y, si los diputados presentan revisiones por el total de mociones de fondo tramitadas, serían en total 2.564 revisiones. Es decir, a partir de este lunes habría en fila 4.944 mociones por votar.
En la sesión del martes 12 de agosto, por la mañana, se tramitó la mayor cantidad de mociones hasta el momento, con 29, es decir, transcurrieron 6,2 minutos entre cada votación, en promedio. Ese mismo martes, por la tarde, se tramitaron 28 mociones y el jueves por la tarde, 27, todas en un plazo de tres horas. En sesiones como la del jueves por la mañana, que se suspendió a la mitad por falta de cuórum, solo se conocieron 12 mociones.
Eso significa que, en promedio, les toma a los diputados un promedio de 6,75 minutos para cada votación. De multiplicar las 4.944 votaciones pendientes del trámite de jornadas 4-3 por los minutos promedio, resulta que faltan 185,4 sesiones (de tres horas cada una) para finalizar todas las mociones.
La preocupación que tienen los diputados por estar capturados en una sola discusión ha hecho que traten de dedicar las sesiones del miércoles por la mañana a otros temas, como sucedió esta semana.
La vía rápida aprobada por 42 congresistas los obliga a trabajar, mañana y tarde, centrados en el proyecto de jornadas. Si lo hacen al pie de la letra, serían siete sesiones por semana votando mociones.
En consecuencia, el plenario estaría 6,6 meses centrado en esa misma tramitación, lo que llevaría la votación de las mociones hasta la última semana de febrero de 2026.
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Eso será así, si el ritmo de trabajo de los diputados continúa como en esta primera semana de votación sin uso de la palabra, con muy frecuentes rupturas de cuórum y constantes interrupciones.
‘Podríamos hacerlo en un tercio de ese tiempo’, afirma Cisneros
Pilar Cisneros, jefa de los diputados chavistas del Partido Progreso Social Democrático (PPSD), aseguró que bien podría reducirse ese tiempo a un tercio, si los diputados pusieran mucho más empeño en cada votación.
“Una votación no debería durar más de dos minutos, como máximo. Los mismos de siempre lerdean su voto y los llaman al orden, una y otra vez”, aseguró la vocera del gobierno.
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Aplicando ese tiempo promedio que señala Cisneros al cálculo hecho por La Nación, realmente se reduciría el tiempo de votación a dos meses. Sin embargo, es bastante irreal, cuando las votaciones en que los diputados realmente tienen mucho interés duran, por lo bajo, de cuatro a cinco minutos.
Efectivamente, se puede comprobar, en cualquier sesión del plenario, ya sea de forma presencial o siguiendo la transmisión en YouTube, que los diputados opuestos al proyecto no son los primeros en votar y, con frecuencia, la presidencia legislativa (sea Rodrigo Arias, Vanessa Castro o Carlos Felipe García) los llama a votar.
Sin embargo, también lo hacen con algunos congresistas que, si bien están a favor de la iniciativa, no suelen estar en sus curules y también deben convocarlos a dar el voto. A veces, se trata de personas que ni siquiera están en el salón del pleno, sino en la cafetería adjunta.
“Si realmente fuéramos responsables, podríamos sacar la tarea en menos de dos meses, reduciendo a una tercera parte el tiempo de votación”, agregó Cisneros.
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También dijo que, en tiempos de “enorme competencia para atraer inversión extranjera directa (IED) y empleos de calidad, Costa Rica no puede quedarse atrás”.
La jefa chavista declaró que no sobran las fuentes de empleo en el país y declaró que es un “deber patriótico” avanzar con el proyecto.
Alejandro Pacheco, jefe de la Unidad Social Cristiana (PUSC), culpó al Frente Amplio por el lento avance. “La Asamblea está dejando de lado proyectos importantísimos para dedicarse al proyecto de jornadas”, dijo.
Agregó que los congresistas están buscando mayores espacios para avanzar en otros proyectos, como delegarle iniciativas a las comisiones plenas (o miniplenarios).
“Hemos propuesto, desde la fracción Unidad, sesionar los viernes por la mañana”, adujo.
Por su parte, la jefa del Frente Amplio (FA), Rocío Alfaro, acusó que es inviable buscar espacio para cualquier otro asunto y enfatizó que una mayoría quiso aplicar una vía rápida al proyecto de jornadas, pese a no tener consenso.
“Se les aplica vía rápida a proyectos con alto consenso y posiciones aproximables, pero desgraciadamente se insistió en la fuerza de la mayoría en un proyecto sin condiciones”, dijo.
Alfaro cuestionó que, al estar sesionando el plenario doble, hay muchas comisiones que tampoco están trabajando normalmente.
“Todas las fracciones van a llegar a la conclusión de lo que ya ha propuesto el FA, de dejar sin efecto esta vía rápida y avanzar en otros. No es solo el contexto electoral, es nuestro último año y hay proyectos con excelentes condiciones para avanzar”, explicó.
Aparte de Cisneros, también se les pidió una declaración a los otros cinco jefes de fracción: Óscar Izquierdo, de Liberación Nacional (PLN); Fabricio Alvarado, de Nueva República (PNR), y Gilberto Campos, del Liberal Progresista (PLP); sin embargo, al cierre de este artículo no habían respondido.
