Los movimientos afines al gobierno trabajan en la presentación de una candidatura presidencial que represente la continuidad de Rodrigo Chaves. Sin embargo, expertos consultados consideran que será una tarea difícil traspasar la popularidad del mandatario a un aspirante y agregaron que, de momento, no existen indicadores de que lo esté haciendo.
Para un análisis más preciso, indicaron, sería necesario conocer si el nivel de popularidad de Chaves se mantiene hasta el inicio de la campaña electoral. También, es indispensable tener en cuenta dos datos clave: el candidato y el partido político, que hasta ahora se desconocen.
La politóloga Kattia Benavides cree que una parte del núcleo fuerte de Rodrigo Chaves apoyará a cualquier candidato que designe el oficialismo. “Sí va a haber una parte de la población que sí van a optar, sin cuestionamientos, por la figura que refleje la continuidad del Gobierno”, dijo. “Pero no será la totalidad de sus seguidores los que hagan esto, porque no existe una plataforma política definida ni cuál será la persona, y estos factores son determinantes”.
El politólogo e investigador del CIEP, Ronald Alfaro, mencionó que, en las encuestas de intención de voto que se han realizado, no se muestra una transferencia de popularidad hacia los candidatos oficialistas. “Esto no significa que no pueda ocurrir, pero por ahora no está ocurriendo”, expresó Alfaro.
El último estudio del CIEP reveló que 7 de cada 10 personas no saben por quién votar en las próximas elecciones. Ninguna figura capta más del 2% de intención de voto. “En otras palabras, las bases de apoyo electoral andan por la libre. Además, en un ambiente polarizado y crispado, la intención de voto es despolarizada”, señaló el análisis de la encuesta.
A los costarricenses tampoco les agrada que alguien les diga por quién votar: el 94% señaló que prefiere tomar esta decisión por su cuenta. En la misma línea, un 86% está en desacuerdo con que el mandatario le diga por quién votar.
Pese a que el nivel de aprobación del jerarca es de un 54%, la última encuesta del CIEP reflejó una caída de nueve puntos porcentuales respecto a la medición de noviembre de 2024, cuando se registró un pico de popularidad de hasta el 63%.
En los últimos meses, el mandatario ha aparecido en varios casos que están bajo investigación por parte de la Fiscalía.
¿Qué enseña la historia?
Para conocer cómo ha sido el comportamiento electoral histórico, la politóloga Kattia Benavides elaboró una análisis desde 1978 hasta la actualidad. Esto le permitió tener claro cómo ha influido la popularidad o impopularidad del presidente en la siguiente elección.
El hallazgo de Benavides fue que, de acuerdo al nivel de popularidad o impopularidad, los ciudadanos han premiado o castigado a los partidos políticos en las próximas elecciones, aunque no siempre fue así.
Es decir, si los presidentes contaban con niveles de aprobación altos, lo consistente fue que los ciudadanos apoyaran al mismo partido en las próximas elecciones. En cambio, si los presidentes tenían bajos índices de popularidad lo normal fue que los votantes no apoyaran al candidato de ese mismo partido en los siguientes comicios.
En todo este periodo solamente ocurrieron dos “inconsistencias”. La primera fue cuando Óscar Arias contaba con una aprobación del 61%, pero no fue suficiente para que el candidato del Partido Liberación Nacional (PLN), Carlos Manuel Castillo, ganara las elecciones de 1990.
La otra ocurrió cuatro años después, cuando Rafael Ángel Calderón, del Partido Unidad Social Cristiana (PUSC), terminó su gobierno con un 40% de aprobación, pero al candidato de su partido, Miguel Ángel Rodríguez, no le alcanzó para llevarse el triunfo electoral.
La analista dijo que esto ocurrió en un contexto diferente, en el cual la afinidad de partidos políticos y estructuras eran más fuertes. Sin embargo, ahora tiene mayor peso la personalidad de quien gobierna y de los propios candidatos.
“Lamentablemente, el debilitamiento de los partidos políticos ha provocado un decantamiento por las personas o figuras, sin ni siquiera hacer un análisis ideológico de cómo piensan resolver los problemas del país”, apuntó Benavides.
No será fácil por el personalismo
En un artículo de opinión, el analista Eduardo Ulibarri explicó por qué no será fácil para Chaves transferir su capital político.
Uno de sus argumentos es que la estrategia política y comunicativa de Chaves se centra en su figura y no en su equipo. “La concentración en Chaves, como actor principal sin buen reparto de respaldo, es cada vez más aguda. Solo se mantiene a la par, con vida propia mediática y parlamentaria, la diputada Pilar Cisneros, también jugadora cuasi solitaria en la fracción oficialista”, sostuvo.
Para Ulibarri, este “acentuado personalismo” lo hace dudar de que pueda transferir su capital político a otra figura y plataforma. “Quizá sí, y en esto Cisneros podría ayudar, pero dudo del grado. Más aún, el posible ungido, si llegara a triunfar, es muy probable que busque fuentes de legitimidad propias”, argumentó el analista.
Un análisis de la Universidad Nacional (UNA) aportó que, en los últimos 10 años, apenas un 13% de los presidentes electos en 30 democracias del mundo resultó electo gracias al reconocimiento o popularidad del gobierno que le precedió.
El caso más reciente es el de Claudia Sheimbaum, que fue electa en México con casi el 60% de los votos. Sheimbaum fue la designada para suceder a Andrés Manuel López Obrador que terminó su labor con una aprobación del 68%, similar a la de Rodrigo Chaves.

