En los últimos meses, los problemas del centro de la capital se hicieron más evidentes. El desplome de una fachada en plena avenida central reveló lo que muchos urbanistas advierten desde hace años: la ciudad se deshabita, se atraviesa, pero ya no se vive. El deterioro es consecuencia de un proceso prolongado de expansión descontrolada, desinversión pública y desplazamiento de la vivienda a la periferia.
Durante décadas, las decisiones de planificación favorecieron el crecimiento horizontal. La vivienda se alejó de los centros urbanos y también lo hizo la vida cotidiana, que da sentido a las calles. El resultado fue una ciudad fragmentada, dependiente del automóvil y con un tráfico que hoy paraliza la movilidad.
Recuperar el centro como espacio para vivir, trabajar y convivir es crucial para revertir esa tendencia. No se trata solo de construir más, sino de concentrar mejor; de ofrecer vivienda y servicios en lugares conectados, capaces de reducir los desplazamientos y, con ello, el colapso vial.
San José tiene una ventaja estructural que no ha sabido aprovechar. Las principales rutas del transporte público convergen en su corazón, lo que podría convertirlo en un nodo natural de conexión y actividad. Para hacerlo posible, es necesario establecer zonas de desarrollo prioritario con incentivos a la inversión, regulaciones que penalicen la especulación y políticas que promuevan la mezcla de usos. Barrios como Luján u Otoya, que aún conservan una vida urbana activa, podrían convertirse en modelos de revitalización.
Habitar para revivir
A escala de barrio y de edificio, la reconversión de oficinas en viviendas se perfila como una de las estrategias más efectivas para devolverle vida al centro. Los desarrollos de uso mixto, donde se combinan residencia, comercio y servicios, son esenciales para activar la ciudad durante todo el día. Sin población estable no hay comercio, ni seguridad, ni espacio público que funcione. Invertir en vivienda es también invertir en bienestar y en cohesión urbana.
El centro de San José concentra una riqueza cultural única en el país: museos, parques, teatros, edificios históricos y plazas que pueden recorrerse a pie. Esa proximidad, combinada con una oferta residencial diversa, podría transformar la zona en un destino atractivo para habitar y visitar. La clave está en reforzar lo que ya existe: los corredores peatonales, los espacios culturales y las áreas verdes que todavía guardan un pulso urbano.
La reactivación, sin embargo, no depende solo de grandes proyectos. También comienza con intervenciones pequeñas que mejoran la experiencia cotidiana: aceras en buen estado, iluminación adecuada, fachadas activas, terrazas, mobiliario urbano y árboles que den sombra. Son detalles que invitan a permanecer, a caminar, a mirar la ciudad desde otro lugar. El cambio empieza en el borde entre el edificio y la calle.
Un ejemplo de esta visión es la reconversión del edificio Teresa, en barrio Amón, transformado de oficinas a residencial. El proyecto mantuvo la estructura original e incorporó terrazas y espacios exteriores que abren la planta baja hacia la calle, lo que genera actividad y una sensación renovada de seguridad. Intervenciones de este tipo, de escala media y enfoque humano, pueden tener un efecto multiplicador si se acompañan de políticas públicas que fomenten la limpieza, el alumbrado y la ocupación activa del espacio público.
Una tarea colectiva
La recuperación de San José no depende de una sola acción ni de un único actor. Requiere coordinación entre los sectores público y privado, visión técnica y participación ciudadana. La transformación urbana es un proceso lento que demanda continuidad y voluntad política, pero, sobre todo, una visión compartida de ciudad.
Más que una gran obra, San José necesita muchas pequeñas acciones bien dirigidas. Reformas normativas, incentivos a la vivienda en el centro, programas culturales y mejoras visibles en el espacio público, pueden marcar la diferencia.
Recuperar la capital no es una utopía; el reto es enorme, pero la oportunidad también.
Mauricio Otárola es el director de Estudio de Gensler Costa Rica.