Pronto se celebrará en Niza, Francia, la Tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos (UNOC3, del 9 al 13 de junio), cuyo objetivo será impulsar la acción para la conservación y el uso sostenible de los océanos.
Costa Rica tiene el honor de copresidir el evento con Francia, afianzada en su reconocida reputación global como líder de la conservación y uso sostenible de la naturaleza, incluyendo ahora los recursos marinos.
Sin embargo, ¿puede nuestro país liderar estos procesos globales de conservación marina con credibilidad sin brindar protección en el ámbito doméstico al tiburón martillo?
La Sala I de la Corte Suprema de Justicia resolvió hace casi dos años (21/6/2023) que el tiburón martillo es vida silvestre y que su declaratoria como especie comercial en julio de 2017 (AJDIP/290-2017) –en la cual se ha amparado desde entonces su cuestionada explotación comercial– fue un acto contrario al ordenamiento jurídico y, por ende, de nulidad absoluta.
Además, la Corte no solo ordena el cumplimiento de la Ley de Conservación de Vida Silvestre (LCVS, N.° 7317) para conservar al tiburón martillo, sino que exige detener totalmente su pesca, hasta la incidental. Lamentablemente, hasta la fecha, las autoridades competentes rehúsan acatar la orden judicial.
No es de sorprenderse. Costa Rica tiene un largo historial de desprotección al tiburón martillo. Primero, a pesar de existir una prohibición sobre la exportación de productos de la especie desde setiembre de 2014, se autorizó la exportación de casi una tonelada de aletas de tiburón martillo en febrero de 2015, bajo un supuesto “interés público”.
Luego, el 1.° de marzo del 2015, las autoridades anunciaron con bombos y platillos la prohibición a la exportación de productos de tiburón martillo, a pesar de lo cual continuaron autorizando la descarga y comercialización de sus aletas en puertos nacionales hasta sumar 41 toneladas para el año 2021 (las aletas de unos 60.000 tiburones martillo).
Consultada la autoridad competente sobre el destino de este alijo, negaron conocimiento alguno y se limitaron a decir que no pudo ser exportado por falta de permisos. ¿Entonces? ¿Se consumieron 41 toneladas de aletas de tiburón martillo en Costa Rica o están guardadas en alguna bodega ante la imposibilidad de exportarlos? Deberían saber, porque la única otra opción es que el alijo fue exportado ilegalmente.
Por un momento, parecía que Costa Rica definitivamente había prohibido la captura y comercialización del tiburón martillo en febrero de 2023 (DE 43900 MAG-MINAE), pero, paradójicamente, la normativa autoriza la pesca incidental, la cual, según la Sala I, socava su espíritu.
Finalmente, a lo largo de 2024, Costa Rica reexportó 12,6 toneladas de aletas de tiburón martillo hacia Hong Kong supuestamente procedentes de Nicaragua, aunque la documentación oficial confirma que Nicaragua solo reexportó a través de Costa Rica 1,6 toneladas. ¿De dónde aparecieron 11 toneladas más? ¡No provienen de Nicaragua!
Lo que necesita el tiburón martillo para que mejore su estado de conservación en Costa Rica es el cumplimiento de la Ley de Conservación de Vida Silvestre. Se requiere un ministro de Ambiente que cumpla su deber y ejerza cabalmente la rectoría que por ley ostenta su despacho sobre las especies marinas amenazadas, como lo ha ordenado la Corte. Ya basta de ministros de Ambiente sumisos a los intereses pesqueros.
El tiburón martillo es una especie emblemática cuya existencia es esencial para fortalecer la resiliencia de los océanos ante los futuros embates del cambio climático y asegurar la continuidad de los servicios ecosistémicos marinos que requerimos como humanidad.
¿Cómo detener el proceso de sobrepesca y extinción si las autoridades se niegan a reconocer que el tiburón martillo es vida silvestre bajo amenaza crítica de extinción? ¿Cómo convencer al mundo de que Costa Rica posee la credibilidad para liderar procesos globales de conservación marina, si a la vez se niega a cumplir las órdenes de su propia Corte Suprema de Justicia para la protección del tiburón martillo, con el único fin de favorecer a la industria exportadora de aletas de tiburón?
Definitivamente, no se puede hacer conservación marina ni pretender ser un líder global de conservación marina, sin brindar protección al tiburón martillo en casa.
Randall Michael Arauz Vargas es el director de Política de Conservación Marina de Marine Watch International.
