Se calcula que las enfermedades crónicas no transmisibles son causantes en Costa Rica del 80 % de las muertes y de la discapacidad; entre estas están las enfermedades cardiovasculares y respiratorias y el cáncer y la diabetes. De igual forma, el sobrepeso y la obesidad han aumentado significativamente en los últimos 40 años.
Esto implica retos para la atención de los enfermos y el financiamiento del Seguro de Salud administrado por la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS). Algunas estimaciones indican que solo la atención de las enfermedades cardiovasculares representan más del 10 % del presupuesto de dicho seguro.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud, las pérdidas económicas para los países de ingresos bajos y medianos ocasionadas por estas enfermedades serán de más de $7.000 millones durante el periodo 2011-2025.
Michael Bloomberg, exalcalde de Nueva York, y Lawrence Summers, exsecretario del Tesoro de los EE. UU., conformaron un equipo de trabajo que tiene como propósito estudiar el efecto del consumo de productos como el tabaco, las bebidas azucaradas y el alcohol en la salud humana y cómo afrontar la carga económica que generan las enfermedades asociadas al uso de dichos productos por medio de la política fiscal. Es un ejemplo que vale la pena imitar.
Experiencia. Nuestro país goza de experiencia en utilizar los impuestos como herramienta para mejorar la salud; por ejemplo, el impuesto al tabaco. Actualmente, se encuentra en la Asamblea Legislativa un proyecto para gravar las bebidas azucaradas sin contenido alcohólico para financiar la adquisición de medicamentos de alto impacto financiero para la CCSS.
Es interesante que se discuta la muerte y los impuestos en el mismo espacio. Es conocido que Benjamín Franklin los juntó en su famoso chiste “no hay nada seguro sino la muerte y los impuestos”. ¿Se habría sorprendido al descubrir que están relacionados? Es decir, en algunos casos, los impuestos realmente pueden posponer la muerte.
Incluso Adam Smith escribió que “el azúcar, el ron y el tabaco son mercancías que no son en absoluto necesarias para la vida, que se convierten en objetos de consumo casi universal y que, por lo tanto, son sujetos de tributación extremadamente adecuados”.
Desafíos. Utilizar la política fiscal con el fin de mejorar la salud de la población tropieza con dos desafíos. Uno es el escepticismo de los economistas respecto a los impuestos destinados a productos específicos. Dicha aprensión es útil para evitar distorsiones innecesarias en las políticas fiscales, pero este escepticismo se convierte en un obstáculo en los casos en los cuales los impuestos pueden contribuir en forma eficiente a solucionar un problema de salud nacional.
El otro es la discusión sobre cuánto se reduciría la demanda de estos productos debido a los cambios en los precios.
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Existen grandes expectativas de que este grupo pueda reunir y consolidar información que ayude a la sociedad a comprender que la política fiscal puede ser un excelente instrumento para mejorar la salud de la población, es decir, en las manos del Ministro de Hacienda se encuentran las herramientas para salvar vidas.
Mientras llegan los impuestos saludables, la invitación es evitar el consumo en exceso de productos de alto contenido calórico y azucarado, llevar una dieta equilibrada y hacer ejercicio para disfrutar una vida más sana.
El autor es economista.