
Cada diciembre revive el mismo mito: que pegar el marchamo antes del 1.º de enero puede acarrear una multa. Y aunque la confusión parece menor, refleja una costumbre muy nuestra: creer que la ley se rige más por la tradición que por la razón.
El origen del equívoco está en la vigencia del seguro obligatorio, cuya cobertura va del 1.º de enero al 31 de diciembre. Esa fecha ha llevado a pensar que el sticker “entra en vigor” con el año nuevo, como si se tratara de un permiso con fecha de activación. Pero el marchamo no es solo un seguro; es un conglomerado de obligaciones –seguro obligatorio, impuesto a la propiedad, derecho de circulación, aporte al Cosevi y otros rubros– que, en conjunto, permiten que un vehículo circule legalmente.
Pagarlo antes de tiempo no convierte el cumplimiento en infracción. El pago anticipado cubre todos los componentes exigidos y, en consecuencia, mantiene la continuidad del derecho de circulación. Colocar el sticker del nuevo año no invalida el anterior, porque uno es requisito del otro: para tener derecho de circulación del siguiente periodo, necesariamente se ha tenido el del actual.
En otras palabras, quien porta el marchamo 2026 ya demostró haber cumplido con el del 2025. La ley sanciona la omisión, no la diligencia. Las multas y medidas accesorias –como el retiro de placas o la inmovilización– se aplican solo cuando no se ha pagado el derecho de circulación o el seguro obligatorio.
Distinto es el caso de no portar el comprobante, una falta meramente formal que no impide la circulación si el pago está efectuado. En ninguno de los dos escenarios cabe sancionar a quien ha cumplido anticipadamente. La lógica es sencilla: el marchamo no se activa en enero, se cumple con sentido común.
No hay contradicción entre pagar a tiempo y respetar la vigencia del seguro. Más bien, anticiparse demuestra planificación y responsabilidad.
En un país donde abundan las excusas para justificar el incumplimiento, pagar antes debería considerarse un ejemplo, no una sospecha. La cultura vial también se construye desde la coherencia: saber distinguir entre una falta y una virtud. Pegar el marchamo antes del 1.º de enero no es adelantarse al calendario, es adelantarse a los problemas.
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Alberto Barquero Espinoza es administrador de empresas con énfasis en transporte terrestre y seguridad vial.