
En un contexto de creciente crisis ecológica, la sostenibilidad ha dejado de ser un derecho accesible para todos y se ha convertido en un privilegio de unos pocos. Aunque el discurso dominante promueve soluciones progresistas, en la práctica, este modelo perpetúa la exclusión social, al convertir lo sustentable en un lujo inaccesible.
Para muchos, la prioridad es la supervivencia, no la adopción de alternativas verdes que siguen siendo inalcanzables. La paradoja es clara: quienes más sufren la crisis ecológica son los menos capacitados para afrontarla, lo que agrava una injusticia ambiental que convierte la sostenibilidad en un negocio.
Las soluciones que propone este modelo hegemónico no abordan el problema de fondo. Nos venden vehículos eléctricos como solución sin cuestionar el impacto de sus baterías y promueven la reducción de plásticos sin regular a las grandes industrias contaminantes.
Estas medidas superficiales perpetúan un sistema económico que sigue explotando recursos naturales y concentrando riqueza, mientras gobiernos y corporaciones eluden su responsabilidad.
La crisis ecológica, por tanto, no es solo ambiental, sino también social y económica. Este sistema extractivista ha mercantilizado la naturaleza, profundizando las desigualdades.
La sostenibilidad, en su esencia, es un problema de percepción. La cosmovisión que hemos construido favorece a las élites y justifica la explotación de la naturaleza, dificultando la conciencia sobre la crisis. Es un reto cultural reformular nuestra relación con el planeta, redefiniendo los principios que guían nuestra interacción con el entorno natural. No bastan ajustes superficiales: es necesario un cambio estructural profundo en nuestra forma de entender el mundo.
Para avanzar, primero debemos reconocer que estamos atrapados en un sistema que nos conduce al colapso. Solo al tomar conciencia de la magnitud del problema podremos gestar soluciones que vayan más allá de lo superficial y aborden las raíces de la crisis. No podemos seguir con pequeñas modificaciones; necesitamos un cambio radical en la forma en que nos relacionamos con la naturaleza.
La crisis ecológica no es un accidente, sino el resultado de un sistema económico que concentra poder y riqueza en una minoría y sacrifica al resto del planeta. Este modelo extractivista, sustentado en lógicas capitalistas y coloniales, no es casualidad, sino un proyecto deliberado que ha perpetuado la explotación ambiental bajo el pretexto de progreso.
La única respuesta viable es un cambio de paradigma. Reformular nuestra relación con el entorno no es una opción, sino una necesidad impostergable. Es crucial un cambio profundo y urgente, y este es el momento de actuar.
En este escenario, la arquitectura juega un papel clave en la sostenibilidad. Tiene el poder de regenerar el entorno y fomentar sociedades más equitativas, pero, para lograrlo, es necesario un enfoque que trascienda lo puramente técnico. La sostenibilidad debe convertirse en un principio fundamental que guíe la práctica profesional y el desarrollo social.
Los arquitectos del futuro deben entender que su labor no se limita a la construcción de edificios, sino a la creación de un mundo más justo y sostenible. La formación de nuevos profesionales debe ir más allá de la técnica y fomentar el pensamiento crítico, la transformación social y la regeneración del planeta.
Solo con una formación integral podremos enfrentar los desafíos actuales y anticiparnos a las necesidades del mañana, buscando soluciones que no solo respondan a las demandas del mercado, sino que contribuyan activamente a la regeneración, tanto de la naturaleza como de nuestras sociedades.
Es hora de actuar. El futuro de la sostenibilidad no debe estar en manos de grandes corporaciones ni de soluciones superficiales. Requiere un cambio radical en nuestra forma de vivir y entender la relación con nuestro entorno.
Este desafío no es solo ambiental, sino cultural, social y económico, y debe ser afrontado por todos los sectores de la sociedad. Estamos en el punto de inflexión para decidir si seguimos alimentando un modelo que nos ha llevado al borde del colapso o si nos decidimos por la transformación radical que el planeta necesita.
gbaietto@ufidelitas.ac.cr
Gianni Baietto es director de la Escuela de Arquitectura con énfasis en Sostenibilidad de la Universidad Fidélitas.