El planeta sufre la persistente desaparición de los lagos, prácticamente en todos sus continentes. No solamente están siendo drenados, sino que mueren también por la contaminación con aguas residuales y desechos químicos y la quema de combustibles y restos de las granjas, entre otros.
Esto causa su eutrofización por la reproducción de algas y el crecimiento vegetal, que agota el oxígeno y mata la vida animal.
Desde 1970, empezó a observarse que en el Ártico la desaparición de muchos lagos está asociada al cambio climático; varios investigadores rastrearon más de 10.000 lagos y concluyeron que en el 11% ha disminuido su caudal y área superficial. Ejemplos en otras latitudes del mundo hay muchos, entre ellos:
• Lago Urmia, en Irán, con una superficie de 5.200 kilómetros cuadrados, era uno de los lagos salinos más grandes del mundo; sin embargo, hace dos décadas, ineficientes técnicas de irrigación y construcción de represas hidroeléctricas ha causado la disminución de más del 90% de su superficie.
• Lago Waiau, en Estados Unidos, es el único lago de montaña de Hawái; tenía una superficie de 6.900 metros cuadrados y una profundidad máxima de tres metros; no obstante, en el 2010, lamentablemente, empezó a reducirse y en el 2014 cubría solamente 115 metros cuadrados y tenía 38 centímetros de profundidad. Aún no se conocen las causas, pero lo cierto es que la zona sufre una larga sequía desde hace unos cuatro años.
• El mar Muerto, en Israel, Cisjordania y Jordania, es un lago alimentado por el río Jordán. La salinidad del agua es un 25% mayor que en los océanos. Ha existido, durante miles de años, gracias a que la cantidad de agua que se evapora es casi la misma que recolecta de su cuenca hidrográfica; pero a medida que la población ha crecido, la “ecuación” se ha desequilibrado y en la actualidad se está secando a un metro por año.
• Cachana Lake se ubica en el sur de California, se utiliza para fines recreativos y como fuente importante de agua potable; hoy tiene solo un 39,7% de su caudal y atraviesa una intensa sequía.
• El mar de Aral, ubicado en Kazajistán y Uzbekistán, fue el cuarto mayor lago del mundo, con aproximadamente 68.000 metros cuadrados de superficie, hasta que en 1960 comenzó a reducirse; desde entonces, ha disminuido porque el 90% del caudal de los ríos que lo alimentan ha sido desviado para el riego del cultivo de algodón.
• Lago Peigneur, en Lusiana, Estados Unidos. En 1980, accidentalmente, se convirtió en un lago salino, cuando una plataforma petrolera perforó el techo de una mina de sal, lo cual causó que 11 barcazas, gran número de árboles y la propia plataforma fueran absorbidas por un remolino gigante.
• El lago Chad, ubicado en el país del mismo nombre y Camerún, Níger y Nigeria, llegó a ser el sexto más grande del mundo; desde 1960, ha perdido el 90% de su extensión, como consecuencia de sequías y la extracción de agua para riego.
Estos fenómenos están afectando, también, a América Latina. El lago Cachet II, en Los Andes (Chile), desapareció en marzo del 2012.
Otro caso reciente sucedió en la región de Oruro (Bolivia), donde el lago salado Poopó, localizado a 3.700 metros sobre el nivel del mar ocupaba una depresión de la cordillera del Altiplano, cubría una superficie de 3.000 kilómetros cuadrados y era superado solo por el lago Titicaca. La sequía y la minería han causado su desaparición casi por completo y, junto con él, la de unas 200 especies de animales, entre aves, mamíferos, peces y reptiles.
El daño ecológico de estos grandes lagos, aunada a la desaparición de centenares de lagos pequeños en el mundo, producto en muchos casos de factores antropogénicos, me permiten cuestionar si el ser humano es el animal más inteligente de la Tierra. ¿Qué opinan ustedes?
El autor es salubrista público.