El jueves 26 de julio, Jaime Robleto publicó en “Página Quince” un artículo titulado “Bajo el signo de Caín”, y, entre varios asuntos, destacó una alusión al Génesis y al personaje de Caín, primogénito de Adán y Eva.
En su artículo, menciona que el libro del Génesis no tiene un solo autor sagrado y las narraciones de los primeros capítulos son un plagio de relatos míticos, leyendas y genealogías ya escritas en la literatura antigua de pueblos cercanos a Israel. También sobresale el hecho de que somos más hijos de Caín que de Abel.
Génesis. Aunque se ha dudado de que Moisés sea el autor del Pentateuco durante siglo y medio, todavía hay buenas razones para creer que sí lo fue. Se ha puesto de moda creer que el Pentateuco es el resultado de una compilación de varios documentos nombrados J, E, D, P, puestos en su forma actual por un editor cerca del año 400 a. C. Sin embargo, esa ingeniosa y elaborada teoría no es recomendable y se basa en métodos de investigación erróneos.
Desde el principio, Moisés estaba preparado para escribir el Pentateuco. Fue educado en la corte real de Egipto, muy avanzada en lo académico. Tuvo conocimiento personal de la geografía de Egipto y del Sinaí. En su tiempo, hubo esclavos sin educación que trabajaban en las minas de turquesas egipcias y escribieron en las paredes, con lo cual se demuestra que se usaba la escritura en tiempos de Moisés. Por consiguiente, Moisés tenía un amplio conocimiento de la cosmovisión del mundo antiguo.
Las evidencias internas del Pentateuco señalan a Moisés como autor, pues lo muestran con claridad como el autor de ciertas partes, por ejemplo, cuando dice: “Y Moisés escribió todas las palabras de Yahweh” (Éxodo 24:4).
Otros libros del Antiguo Testamento también lo afirman. Josué 8:32 se refiere a “la ley de Moisés, la cual escribió”. Entre otras referencias adicionales del Antiguo Testamento están 1 Reyes 2:3, 2 Reyes 14:6 y Josué 23:6, donde se le atribuye a Moisés la redacción del Pentateuco.
El asunto de la paternidad literaria de los primeros cinco libros queda resuelto de una vez por todas por el testimonio de Jesucristo, quien puso muy en claro que Moisés escribió estos libros. Otras dos consideraciones que se deben tener en cuenta al examinar las evidencias, con respecto a los que no creen que Moisés escribió el Pentateuco, son su cosmovisión y arqueología.
Hijos de Adán. En ningún texto de la Biblia se menciona que nuestra naturaleza pecaminosa se hereda de Caín. El apóstol Pablo enfatiza que el pecado entró en el mundo por Adán y así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron (Romanos 5:12-14). Tampoco somos hijos de Abel. Ambas simientes no se transmitieron a otras generaciones. La simiente de Abel murió con el crimen cometido por Caín y la simiente de Caín y su descendencia fue destruida en el diluvio narrado en Génesis 6. La nueva simiente se origina con los sobrevivientes del diluvio, Noé y sus hijos, y siguiendo la línea genealógica de Noé, esta se remonta hasta Adán, pasando por Set el tercer hijo de Adán y Eva.
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Gracias a la arqueología y otras ciencias, muchas de las preguntas y acusaciones acerca de la Biblia y el cristianismo que no se podían contestar hace más de cincuenta años se pueden responder ahora con mucha certeza y tratar ampliamente los asuntos vitales que establecen el límite entre la fe y la incredulidad.
El autor es pastor evangélico.