Con una inversión de $156,64 millones más intereses, el Ministerio de Hacienda implementará el nuevo sistema Tribu-CR, que reemplazará al sistema actual ATV. En este contexto, la educación fiscal se erige como un pilar fundamental para el desarrollo de una cultura tributaria sólida en Costa Rica.
Es imperativo no solo reformar la gestión de los tributos, sino también cambiar la percepción y el comportamiento de los ciudadanos en relación con sus obligaciones fiscales. La evasión tributaria no se resolverá únicamente con tecnología o con préstamos bancarios irresponsables que, a la larga, las futuras generaciones tendrán que pagar. Se necesita un enfoque educativo que comience desde la educación inicial y se extienda a todos los niveles académicos, promoviendo una comprensión profunda sobre la importancia de los impuestos en el desarrollo social y económico del país.
Es crucial enseñar a los estudiantes desde temprana edad sobre la relevancia de los impuestos y su papel en el funcionamiento de los servicios públicos. Esto incluye aspectos como la construcción de carreteras, la educación gratuita, el salario de los policías y los recursos destinados a programas sociales, así como el impacto que estos elementos tienen en su vida cotidiana.
Además, cultivar un sentido de responsabilidad ciudadana incentivará a los jóvenes a cumplir con sus obligaciones fiscales, entendiendo que el pago de impuestos, en realidad, es una responsabilidad de todos.
Para lograr este objetivo, es esencial que el sistema educativo integre de manera efectiva la educación fiscal en sus planes de estudio. Los docentes deben recibir la capacitación adecuada para impartir estos conocimientos de manera clara y accesible. Asimismo, se pueden desarrollar materiales didácticos específicos, como libros de texto, guías y recursos digitales que faciliten la enseñanza de estos conceptos.
La colaboración entre el Gobierno, las instituciones educativas y las organizaciones de la sociedad civil es fundamental para el éxito de esta iniciativa. Juntos, pueden organizar campañas de concienciación y actividades extracurriculares que refuercen los valores de responsabilidad fiscal y ciudadanía activa.
Además, es importante destacar los beneficios tangibles que los impuestos aportan a la sociedad. Por ejemplo, permiten financiar proyectos de infraestructura que mejoran la calidad de vida de todos los ciudadanos. También garantizan el acceso a servicios esenciales, como la salud y la educación, y contribuyen a la creación de un entorno seguro y protegido.
En resumen, la educación fiscal es una herramienta poderosa para construir un futuro sostenible. Al fomentar una cultura de cumplimiento y responsabilidad, se puede asegurar que las generaciones futuras comprendan la importancia de los impuestos y estén dispuestas a contribuir al bienestar común. Solo a través de la educación y la colaboración podremos construir una sociedad más justa y equitativa para todos.
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Rodolfo Madrigal Chavarría es contador público autorizado.
