Editorial

Editorial: Xi Jinping, emperador chino

Su reelección como líder del Partido Comunista ha elevado su poder a niveles no vistos desde Mao Tse Tung. Debemos esperar mayor intolerancia política, control social, centralismo económico y militarización

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Nunca, desde la oscura época de Mao Tse Tung, un congreso del Partido Comunista Chino (PCC) había girado tanto como ahora alrededor de una sola persona. Así ocurrió en su vigésima celebración, que concluyó el pasado domingo en Pekín, tras una semana de decisiones unánimes, con un resultado que también lo fue: la elección de Xi Jinping como secretario general y comandante en jefe de las fuerzas armadas para un tercer período consecutivo de cinco años, la ruptura del límite de dos existente hasta ahora y, por ende, la eliminación de cualquier barrera para que se eternice en el cargo.








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