Editorial

Editorial: La necesaria modernización del INA

Para potenciar sus fortalezas y cumplir con su misión, se requiere agilidad en la reacción y prevención.

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Su financiamiento está garantizado porque proviene de aportes a las planillas que paga, esencialmente, el sector privado. Este año, su presupuesto alcanzó alrededor de ¢145.000 millones, muy similar al de la Universidad Nacional. Tiene presencia en todo el país, cuenta con un numeroso cuerpo docente y un gran número de estudiantes. Sin embargo, el Instituto Nacional de Aprendizaje (INA) carece de un elemento central para potenciar estos y otros recursos: flexibilidad. Por eso, su impacto en la capacitación oportuna y relevante para el empleo, la satisfacción de las necesidades del sector productivo y, como resultado, nuestro crecimiento económico, se ha quedado muy corto.








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