Esta columna ha logrado separarse del autor y cobrar vida propia. Ya tiene su sello personal (a mí, ni me conocen) y se la juega solita, por así decirlo, en el competitivo (y maravilloso) mundo periodístico. Eso la obliga a definir cuáles son sus verdaderos propósitos de año nuevo.
Veamos, primero, qué opinan los lectores sobre sus bondades (que son pocas) y pecadillos (que son muchos). Me dicen que ha sido liberal, actual, técnica (reproche), seria en temas de fondo, proclive al interés público, casi siempre bien escrita (¡gracias!), pícara, con sentido del humor y capaz de reírse hasta del propio columnista (¡me las debe!). Pero también ha sido iconoclasta, irreverente quisquillosa y sesgada políticamente. Vamos, entonces, a darle la oportunidad de redimirse.
La última vez que dialogamos, me prometió escribir de vez en cuando sobre temas literarios, ser más comedida con las personas, permanecer fiel a su espíritu liberal (no puede evitarlo; está en su ADN), ser muy actual (salvo chispazos o inspiraciones “inactuales”, en la jerga periodística), continuar fielmente casada con el interés público y cultivar el humor. Me aseguró que tratará de pulir más el lenguaje (para complacer a los lectores), ser más estudiosa, hacer un denodado esfuerzo por morigerar su irreverencia y cuidar las extremidades (pa’ no meterlas). Y aquí viene lo importante: mantener una clara neutralidad política en la próxima campaña electoral.
No se decantará por ningún candidato o precandidato presidencial; tampoco, por ningún aspirante a diputado, regidor, concejal, munícipe ni ningún otro congénere con pretensiones de llegar a ocupar un puesto público en una directiva, presidencia ejecutiva ni nada relacionada con puestos de elección popular o designación por los poderes del Estado. Tampoco abrazará, directa ni indirectamente, a ningún partido político nacional, provincial ni cantonal. En política, ¡machete estate en tu vaina!
Eso no significa, en absoluto, que permanecerá indiferente ante los grandes temas políticos que se discutan en la vida nacional, ni, tampoco, ignorará las ideas de los candidatos, programas de gobierno (o desgobierno), propuestas, planes programáticos y demás cuitas propias del quehacer político, todo enfocado con el debido respeto. La Política (con “P” mayúscula), y todo lo que ella significa para la vida económica y social de los pueblos en democracia, es una actividad muy, pero muy, importante. Fiel a su tradición, la columna seguirá En Guardia, especie de leitmotiv que ha sido, y seguirá siendo, su verdadera razón de ser.