Columnistas

Página quince: Se nos muere el planeta

Los países que hacen del planeta una universal letrina deberían compensarnos por concepto del costo de oportunidad que significa proteger la biosfera.

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La Nación publicó hace unos días un escalofriante reportaje en el que dio cuenta del infierno en que el otrora bellísimo lago de Maracaibo, en Venezuela, se ha convertido. Hoy, no es más que un depósito de materia oleaginosa y pestilente, viscosa masa de agua y petróleo, pútrida gelatina llena de cadáveres de aves y peces, con inmensurable daño infligido a la flora y a los pobladores de la región. En el sentido más estricto del término, un ecocidio: la aniquilación de un ecosistema concreto. No es la explotación petrolera la que ha causado tal catástrofe.








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