Cuando hablo del “centro” en el título de esta columna, no me refiero a la política. Discúlpeme, estimado lector, si lo defraudé. Me refiero al “centro” de nuestras ciudades, que se están despoblando y arruinando.
¿Acaso no ha notado que, por las noches, el centro de San José se convierte en un sitio inhóspito, con poca gente en las calles y pocos negocios abiertos? Lo mismo ocurre en Heredia y otros cascos centrales.
Tengo datos para sostener lo que digo. De acuerdo con estadísticas del padrón electoral, la población de los distritos Hospital, Carmen y Catedral de San José se redujo de 38.000 personas a menos de 4.500, entre el 2002 y el 2025. El distrito Central de Heredia también cayó de 19.000 a 16.800.
Pero esa es solo la consecuencia de un problema más profundo. Los “centros”, que antes eran sitios cotizados debido a la variedad de servicios y un fuerte sentido de comunidad, empiezan a quedar abandonados para dar paso a un comercio al que poco le importan las edificaciones históricas, si es necesario derribarlas. Contrario a lo que pasa en muchas ciudades del mundo, en Costa Rica vivir en el centro es poco atractivo.
Meditando sobre posibles razones, pensé si será consecuencia de que los negocios de ropa o zapatos ponen los parlantes con música y voceo hacia el exterior. ¿Quién quisiera vivir escuchando ese retumbo todo el día sin regulación alguna?
Sin embargo, quizá es porque la gente no se acostumbra a encontrar guachimanes en su propia calle. ¿Y qué tal si es por el caos vial, el exceso de sonidos de claxon o la contaminación ambiental?
Mmmmm, ¿o será por la inseguridad? Porque los habitantes frecuentemente encuentran personas durmiendo u orinando frente a sus viviendas, además de que pueden ser asaltados o sufrir un robo, al tiempo que las municipalidades permiten la instalación de negocios que exigen mucha seguridad, como los casinos.
¿O será que a las generaciones herederas no les interesa mantener las propiedades de sus padres y abuelos y optan por venderlas en cuanto puedan?
¿O será un asunto de dolor y nostalgia de ver tan arruinado un sitio que antes fue alegre, lleno de gente, teatros y cines?
¿O serán todas las anteriores? Estimado lector, ayúdeme a encontrar razones, pues la expansión encarece los costos y está creando un estilo de viviendas amuralladas.
