Desde tiempos de los faraones se sabe que las economías suelen tener ciclos. Hay momentos cuando todo va muy bien, para luego caer en tiempos en que todo irá mal. De ahí la recomendación que hizo José al faraón, en el relato bíblico, de gastar con prudencia durante la época de vacas gordas para así tener algo guardado cuando vinieran las vacas flacas, de manera que el pueblo no muriera de hambre.
Costa Rica ha vivido, precisamente, una época de vacas gordas en los últimos años. Las bajas tasas de interés y los bajos precios del petróleo y de otras materias primas, que han imperado en la economía mundial, le han permitido al Estado tener acceso a financiamiento externo abundante y barato y, a la vez, generar un gran ahorro en divisas para importación.
Pero esa parte favorable del ciclo está llegando a su fin. Las tasas de interés empezaron a subir en Estados Unidos y se prevé que otros países pronto lo hagan también. Los precios del petróleo van al alza. Algunos analistas pronostican que, en poco tiempo, la economía global experimentará otra gran crisis.
¿Qué hemos hecho como país para prepararnos para las vacas flacas que se avecinan? La verdad es que no mucho. En términos de competitividad, se mantienen los mismos pendientes de hace años: infraestructura, educación, tramitomanía, condiciones para la innovación. El estancamiento en el índice global de competitividad lo evidencia.
Nuestras finanzas públicas son un desastre. En lugar de ahorrar durante los años buenos, sucesivos gobiernos se dedicaron a gastar mucho más allá de la capacidad productiva del país. El egreso del Gobierno Central, sin incluir intereses, ha pasado de representar un 13 % del producto interno bruto en el 2008 a más del 17 % este año. El gobierno está tan endeudado que cada día le cuesta más conseguir dinero para seguir gastando como antes.
El escenario pesimista de la economía mundial que nos golpeará nos encuentra mal preparados. Hace rato se advierte de la necesidad de hacer un ajuste, pero nadie quiere ceder ni un ápice de su posición privilegiada. Como si la cosa no fuera con ellos.
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Los argumentos esgrimidos por el presidente de la Corte Suprema de Justicia, esta semana, dan pena. El rector de la Universidad Nacional no se le queda atrás.
Por no querer hacer los cambios a tiempo, creyendo que seguimos viviendo en época de vacas gordas, la economía se ajustará a la fuerza, solita. Todo a costa del pueblo.
lmesalles@ecoanalisis.org