A la pandemia de la covid-19, que paralizó el mundo durante dos años y resto, y no termina aún, se le unió la crisis de los contenedores y una gran expansión de la demanda, lo que derivó en problemas en las cadenas globales de suministro. Las poblaciones más vulnerables al virus fueron los niños, las mujeres y los de la tercera edad.
El apagón educativo y sus consecuencias lo sufren el 85% de los estudiantes. Al mismo tiempo, el país experimenta un aumento de la informalidad y pobreza que parece no cederá ni a mediano plazo.
El comercio registra un crecimiento desigual. Los servicios se han restringido por las limitaciones internacionales y el turismo, aunque comenzó a crecer, todavía no alcanza los números del 2019.
Distintos factores a lo largo del 2021 originaron una fuerte subida de los precios de las materias primas, y para salir de la paralización de la economía causada por la covid-19 Costa Rica se endeudó más con las instituciones multilaterales.
Por otro lado, la oferta monetaria para estimular la economía se expandió. Medida que en estos momentos presiona los precios y exige del Banco Central (BCCR) el incremento en la tasa de política monetaria, lo que incidirá en el costo de los préstamos y en la restricción del circulante para evitar que la inflación siga creciendo.
Tras la guerra de Rusia contra Ucrania, en febrero de este año, los precios del gas, combustibles, metales, fertilizantes y cereales se han visto alterados. En el mercado financiero internacional, la incertidumbre y los riesgos crecientes originaron la caída de las acciones y los títulos de los países emergentes.
Estamos sumergidos en una situación muy compleja, donde imperan altos costos energéticos, incertidumbre y aceleración de la devaluación. Esta última ocasiona la muy alta presión sobre la inflación.
Los costos de la contención del coronavirus van dejando una serie de heridas que cicatrizarán a largo plazo. El gobierno está atrapado en una grave situación financiera, fiscal, económica y social, y el país no sale de la proliferación de cuellos de botella debido a los problemas de las cadenas de producción y la burocracia que impiden avanzar.
Nuestros socios en crisis
La economía estadounidense prevé este año un menor crecimiento de lo calculado y una inflación anual del 8,3%. Inflación causada por factores externos y el exceso de circulante, que repercute en el poder adquisitivo de los estadounidenses y fuerza a la Reserva Federal (Fed) a incrementar las tasas de interés de los bonos a fin de neutralizar el exceso de circulante.
La contracción de la liquidez resultará en el enfriamiento de la dinámica económica de nuestro principal socio comercial e inversionista. Igual situación la vemos en los países europeos, nuestros segundos mercados para la exportación.
El cuadro de la economía mundial no es muy halagüeño este año y debemos prepararnos para un aumento en las tasas de interés e incertidumbre mientras Putin persista en su agresión contra Ucrania.
Alza generalizada en los precios
La inflación nacional entre julio del 2021 y junio del 2022 fue de un 10,6%, la mayor desde el 2009, lo que condujo al BCCR a recoger circulante y al gobierno, a cuidar el gasto público ineficiente y promover la inversión y la generación de empleo.
No podemos seguir sin evaluar el costo y el beneficio social de cada institución. Hoy lo prudente es controlar la inflación, porque es el impuesto más injusto y causante de mayor desigualdad social.
La guerra de Rusia contra Ucrania impulsó más los precios de prácticamente todos los productos, con el agravante de que cada día se complica alcanzar un acuerdo de paz.
La guerra seguirá presionando hacia arriba los precios de los alimentos y la energía, así como el comercio internacional y las cadenas de abastecimiento. Se prevé más pérdida de vidas humanas inocentes, mayor desesperanza, violencia, pobreza, migraciones masivas y una carrera armamentista como no se veía desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.
Se debe buscar la paz por medio del diálogo y acabar con las disputas ideológicas, económicas, territoriales y de poder. Rusia no debe seguir alimentando la división y el rencor, teniendo valores y raíces comunes con Ucrania.
Elaboremos una agenda nacional de reactivación económica y de apoyo social para los más vulnerables, mientras esperamos que Putin recobre la cordura.
El autor es ingeniero.
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La inflación entre julio del 2021 y junio del 2022 fue de un 10,6%, la mayor desde el 2009. (Shutterstock)