
El fútbol se juega en Costa Rica desde hace 149 años, según reseñó el periodista e historiador Rodrigo Calvo en su página, el Buzón de Rodrigo. Sin embargo, la participación del país en campeonatos mundiales se concentra en un periodo de solo 32 años, entre 1990 y el 2022.
He tenido la fortuna de ver las seis participaciones de Costa Rica en la justa internacional del fútbol, deporte que algunos seguimos más por filiación que por otra cosa; por un gusto y vínculo afectivo que pasa de generación en generación.
La eliminación de Costa Rica del Mundial de Norteamérica fue una de las noticias de mayor trascendencia del 2025 en el entorno deportivo. Es un hecho con consecuencias sociales y económicas, pero mi intención no es llover sobre mojado. Las severas críticas por lo ocurrido, muy oportunas, ya se hicieron.
Aparte de las críticas válidas, he visto comentarios despectivos hacia algunos jugadores, por ejemplo, por su edad, lo cual me parece injusto e inmerecido.
Prefiero destacar la generación de oro de la que fuimos testigos. No conozco a ninguno de los participantes, pero es justo darles las gracias a la distancia por las emociones y alegrías que desataron en este país y más allá de las fronteras.
Esta generación clasificó a tres mundiales seguidos; el primero de ellos, Brasil 2014, se constituyó en el más épico de todos para Costa Rica.
A lo largo de más de una década, vi al gran capitán, Bryan Ruiz, imponiendo su habilidad impresionante frente a cualquier rival, así como su liderazgo, humildad y autocrítica al hablar con los medios.
Vi a Joel Campbell quitarse alemanes como si se estuviera divirtiendo en cualquier calle de barrio; vi el salto de un portero costarricense que, tras un mundial esplendoroso, ganó tres Champions League formando parte del que posiblemente es el mejor equipo del planeta. Y él, Keylor Navas, es uno de los más grandes jugadores que ha tenido nuestra región, junto a figuras del nivel de Hugo Sánchez.
Y faltan muchos nombres; disfrutamos las osadías de Celso Borges, Bryan Oviedo, Cristian Gamboa... Todos hicieron honor a la memoria de la primera selección mundialista de Costa Rica que, sin punto de comparación en infraestructura frente a las potencias futbolísticas, fue digna de reconocimiento en Italia 90.
Así como en los años 80 escuchábamos hablar de los Chaparritos de Oro de los 50, las siguientes generaciones escucharán hablar de esta generación espléndida del 2014 al 2022.
Nunca presten atención a las hirientes palabras de que están en el “ocaso”, porque en realidad están en la historia, una gran historia. Muchas gracias.
Posdata: En cuanto a la nueva generación que no pudo clasificar esta vez, recuerden el dicho: quien tropieza y no cae, adelanta terreno.
eoviedo@nacion.com
Esteban Oviedo es jefe de Redacción de La Nación.
