La ocurrencia inicial, en abril, fue crear una sociedad anónima para que la CCSS revendiera fármacos, equipos y servicios, dizque para mejorar las condiciones laborales de sus funcionarios. Ante las protestas, la presidenta ejecutiva, Marta Esquivel, se desmarcó del plan. Sin embargo, pronto reapareció con esteroides desde su Gerencia de Logística: además de impulsar las ventas, propuso “escalar” sus plantas de producción, aumentar la oferta, abrir expendios propios y hasta ofrecer reactivos y servicios de lavandería a hospitales privados.
El crónico caos de la CCSS
La alta dirección política de la Caja se lanzó a una aventura distorsionada al proponer la venta de fármacos y dar otros servicios
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