El 9 de mayo es celebrado en Rusia como el Día de la Victoria, y Putin adelantó que en esa fecha hará un anuncio importante. Por su parte, el papa Francisco señaló, luego de una reunión con el primer ministro húngaro, que ese día marcará el comienzo de la paz.
Queriendo ser optimista y tan deseosa como Su Santidad de un acuerdo, debo decir que las señales enviadas muestran contrariamente un escenario negativo.
El día es históricamente especial para Rusia, pues la rendición de la Alemania nazi ante la Unión Soviética, en 1945, se produjo un día después de que los aliados aceptaron la rendición incondicional alemana. La invasión a Ucrania le sirve a Putin como remembranza y recordatorio del pasado común con las antiguas repúblicas soviéticas.
La fecha es también relevante para los jerarcas rusos, como una posibilidad de demostrar la fortaleza de sus fuerzas militares, motivo de orgullo para la ciudadanía y muy conveniente cuando se cuestiona el desempeño del ejército en Ucrania, donde se calcula la pérdida de unos 15.000 soldados, cantidad elevada que supera las bajas en los conflictos desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, entre otros, Chechenia, Georgia, Ucrania y Crimea.
Otras especulaciones varían en que es una oportunidad para declarar oficialmente la guerra contra Ucrania y acompañar la decisión con medidas más draconianas, como la imposición de una ley marcial en Rusia o hacer un llamamiento a la movilización para respaldar una escalada más fuerte.
Otra posibilidad es aprovechar la efeméride para anunciar y declarar algunos triunfos, por ejemplo, la anexión de territorios del este o el control del sur, entre otros, el puerto de Mariúpol. La reciente intensificación en el este y sur respaldan esta hipótesis.
Es difícil predecirlo, más aún en el caso de un personaje como Vladímir Putin. Mi preocupación mayor es ver a una persona de sus características enfrentar inesperadas pérdidas, una lucha más prolongada y el anuncio de un recrudecimiento en las ya de por sí fuertes sanciones, como el interés de varios miembros de la Unión Europea en acelerar el boicot a la compra de hidrocarburos para golpear las amenazadas finanzas rusas.
La autora es politóloga.
Ucrania no ha sido fácil para Putin, quien al parecer, celebrará el Día de la Victoria con el desfile en Mariúpol.